El 9 de agosto se conmemora en Argentina el Día de la Educación Especial, fecha en la que se creó, en 1949, la Dirección de Enseñanza Diferenciada | Sonia Luquez, docente e investigadora de la FCEDU y referente en el campo de la inclusión e integración educativa, expone algunos de los principales desafíos y conquistas en torno a la temática y da cuenta de experiencias valiosas dentro del ámbito universitario .
Sonia Luquez es profesora en Ciencias de la Educación y magister en Ciencias en la Especialidad de Investigaciones Educativas (DIE –CINVESTAV – IPN, México). Es docente del Seminario de Educación Especial en la carrera de Ciencias de la Educación de la FCEDU e integra y dirige investigacion
en nuestra casa de estudios abocadas, especialmente, a la inclusión educativa.
En 2013 se abrió la primera línea de investigación del equipo que integra, dirigido por la profesora Carina Muñoz. La investigación se tituló «Una cartografía de la integración en educación (2013-2015)» y fue, precisamente, una primera cartografía que permitió continuar estudiando sobre el campo disciplinar. El PID 3157 «Aprendizaje de lectura y escritura en la comunidad sorda. Un estudio descriptivo en situaciones de la escuela de sordos y la universidad» y el PID 3185 «Tutoría, acompañamiento y trabajo interdisciplinario en educación secundaria. Estudio descriptivo de las configuraciones para la inclusión educativa», ambos dirigidos por Luquez, retomaron las bases del primero.
Este último proyecto, actualmente en curso, se propone analizar las intervenciones pedagógicas y las configuraciones institucionalizadas en los procesos de inclusión e integración educativa en escuelas secundarias, en particular respecto de las modalidades y figuras de acompañamiento.
A propósito de la conmemoración del Día de la Educación Especial, conversamos sobre las transformaciones y desafíos de este campo de estudios académico y su correlato en las políticas educativas en Argentina, para la integración e inclusión de personas con discapacidad.
–¿Se sigue hablando de educación especial? ¿Cambió en el último tiempo el paradigma para pensar la inclusión e integración en educación?
–S. L.: La educación especial es una modalidad del sistema educativo argentino que tiene jurisdicciones en las distintas provincias, incluida Entre Ríos. A partir de 2010 lo que deja de existir es la educación especial como un circuito diferenciado, es decir, en paralelo al conocido habitualmente como educación común. La educación especial pasa a ser una modalidad transversal del sistema educativo, lo cual implica, en la práctica, que les niñes, les estudiantes con discapacidad, puedan cursar su escolaridad en la escuela de su elección, ya sea esta una escuela integral o una escuela común. Al mismo tiempo cambia la denominación de las escuelas especiales y pasan a llamarse escuelas integrales.
Dentro de la educación, la educación especial es un campo de investigación y un campo en el que se produce conocimiento. En ese sentido, una revista emblemática del campo es la revista de la RUEDES – Red Universitaria de Educación Especial. Entonces, sí seguimos hablando de educación especial. Lo que ha cambiado es el modo de pensar la educación de les niñes y jóvenes con discapacidad en relación con todas estas modificaciones; que vienen de la mano de la sanción en la ONU de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en 2006. Es una legislación del derecho internacional que plantea fuertemente, entre otras cosas, la necesidad de garantizar el derecho a la educación de las personas con discapacidad. Los Estados parte se comprometen a garantizarla desde una perspectiva de derechos.
La convención tiene un lema que dice «Nada sobre nosotros, sin nosotros»; es un desafío, porque tiene que ver con que las personas con discapacidad tengan no sólo el derecho al acceso y a la permanencia en el sistema educativo sino también, a través de sus organizaciones, a participar de las decisiones que se toman en torno a ellas. Da cuenta de un cambio paradigmático, que es fruto de las luchas de las organizaciones de personas y de familiares de personas con discapacidad, tanto a nivel internacional como a nivel nacional y local.
Entonces, respecto a la segunda pregunta, sí podemos decir que hay un cambio. No diría que es paradigmático en el sentido de que se haya reemplazado el modelo biomédico por el modelo social para pensar la discapacidad. Hay cierto desplazamiento; la idea de la discapacidad como una construcción social da lugar a otra manera de pensar en el campo y en las políticas en relación a las personas con discapacidad, entre ellas, las políticas educativas.
–¿Y en relación a las perspectivas académicas?
–S. L.: En el ámbito académico también nos encontramos con los estudios sociales en relación a la discapacidad y con las perspectivas crip, que ponen en tensión al capacitismo y a la idea de que hay sujetos y cuerpos capaces y sujetos y cuerpos que no lo son. En ese sentido, hay varias novedades en las maneras de pensar la discapacidad.
Y, al mismo tiempo, las perspectivas que plantean la accesibilidad también tienen como un referente fuerte a los modelos sociales de discapacidad, porque al pensar la discapacidad como una construcción social, lo que deja de estar en el centro es la idea de que la discapacidad la portan los sujetos, que es un déficit del sujeto. Se la empieza a pensar en una clave relacional. En ese sentido, pensar la discapacidad como una construcción social es pensar en la relación de ese sujeto singular y un entorno que resulta discapacitante. Entonces, la creación de entornos accesibles empieza a ser también un punto de reflexión en clave de accesibilidad educativa.
–¿Cuáles son los principales núcleos problemáticos que encontraron a partir de la línea de investigación desarrollada en los últimos años, en torno a la inclusión educativa, accesibilidad y derecho a la educación?
–S. L.: Esta línea de investigación, que se inicia con una investigación dirigida por Carina Muñoz que se llamó «Cartografías de la integración en la provincia de Entre Ríos», intentaba ocuparse de algo que visualizábamos como una vacancia en el ámbito de la investigación y de la formación en nuestra Facultad, ligada a esos temas: inclusión educativa, accesibilidad y derecho a la educación. Esta investigación, justamente, una de las cuestiones que planteaba era registrar esos núcleos problemáticos relacionados a las temáticas. Y en ese sentido, también a continuación realizamos otra que tenía que ver con los procesos de lectura y escritura por parte de estudiantes de la comunidad sorda. Actualmente estamos llevando adelante una investigación sobre las figuras de acompañamiento de los procesos de inclusión educativa en escuela secundaria.
Es decir, que esa primera investigación hizo precisamente una cartografía de los procesos de integración en la provincia de Entre Ríos y, a partir de ella, uno de los núcleos problemáticos que nosotros marcamos fue las dificultades para los procesos de inclusión de los estudiantes sordos en las escuelas comunes; a raíz de ello desarrollamos la investigación las prácticas de lectura y escritura de estudiantes sordos.
Algunos de esos núcleos de interés tienen que ver, por supuesto, con resistencias que aparecen al momento de abrir, de generar escuelas de puertas abiertas para que cualquiera pueda transitar su escolarización en ellas. Sin embargo, podrían señalarse algunos otros, que hemos tratado de continuar pensando, por ejemplo, los desafíos del aula inclusiva, lo que significa poder producir prácticas educativas que sean para todos y para cada uno de quienes están transitando la educación.
Por otro lado, algo que aparece como una cuestión señalada en las investigaciones es la demanda de los docentes respecto a que no han sido formados para esta situación; de manera interesante, esa demanda de formación convivía de todas maneras con una serie de experiencias felices de inclusión e integración educativa, que muchas escuelas lograban desarrollar. Estamos en un momento en que se está transitando en las instituciones educativas, de diferentes modos, la puesta en garantía del derecho a la educación, reinventando y produciendo situaciones que posibiliten una educación para todos.
En el caso de los que nos toca, que es la universidad, es uno de los espacios más resistentes a la presencia de personas con discapacidad, tal vez por las tradiciones académicas que configuran lo que es la formación universitaria. En este sentido, vale referir a algunas experiencias de la UNER. Nuestro equipo de investigación mantiene un diálogo permanente con quienes ya llevan bastante tiempo investigando y produciendo en estas líneas, por ejemplo, el equipo de La producción social de la discapacidad de la Facultad de Trabajo Social, con quienes también estamos transitando un proyecto común que está radicado ahí en FTS: «Caleidoscopio del reconocimiento. Historias de la comunidad sorda Argentina en clave cartográfica II», dirigido por María Eugenia Almeida. Tiene que ver con la historia de la lengua de señas y de la comunidad sorda, en clave cartográfica. Ese es un PDTS que está en curso, del cual también participamos.
–En este sentido, ¿cuáles son y cómo se han gestado otras acciones desarrolladas desde la Facultad para intervenir y debatir sobre estos temas?
–S. L.: Hemos desarrollado algunas actividades más centradas en nuestra Facultad, entre ellas, varias ediciones de las Jornadas «Educación e Igualdad», que han sido pensadas siempre como jornadas en las que se comunican avances de investigaciones; las de nuestro equipo y las de otros equipos con los que dialogamos.
También tenemos una participación activa en la Comisión de Accesibilidad de la UNER, así como en la de nuestra Facultad, y participando en estas instancias hemos tratado de sostener acciones para intervenir y debatir en relación a la accesibilidad y el derecho a la educación.
De hecho, hemos desarrollado varios Proyectos de Innovación e Incentivo a la Docencia, vinculados con esta temática. Uno de ellos fue en 2019 en conjunto con la Comisión de Accesibilidad de nuestra Facultad. Ahora tenemos otro que ha sido aprobado y que se desarrollará en este segundo cuatrimestre de 2022, pensado en términos de problematizar la accesibilidad y el derecho a la educación como temáticas que hay que abordar. Se propone generar jornadas de diálogos y reflexión no sólo con invitados especialistas sobre el tema u otras comisiones de accesibilidad de universidades, sino también recoger experiencias de inclusión con escuelas y organizaciones locales, de Paraná, por ejemplo con ASPASID o con organizaciones de padres de niñes con discapacidad.
Vale la pena mencionar la Revista Educación y Vínculos, que ya tiene cinco años y está produciendo su décimo número para diciembre de este año. Dentro del comité editorial hemos priorizado los temas de discapacidad e inclusión educativa a partir de incluir artículos académicos en la revista, así como reseñas de producciones sobre el tema. Hemos incluido muchos dossiers específicos, en varios números de la revista, que retoman el tema de la accesibilidad o que se plantean abordar temáticas de inclusión educativa, muchos son producto de jornadas en relación a ese tema.
También quiero destacar nuestra participación en la RUEDES, en la cual soy representante por la FCEDU, así como del Observatorio de Discapacidad de la Universidad Nacional de Quilmes que es otro espacio, dentro de las organizaciones universitarias, que tiene mucho valor por el modo en que construye vínculo entre organizaciones sociales y universidad.
–¿Algunos desafíos que estén pendientes?
–S. L.: En este trabajo de intervenir y debatir sobre estos temas, creemos que una cuestión pendiente es vincularnos mucho más con las organizaciones sociales que están trabajando sobre esta cuestión, así como con algunos colegios profesionales, por ejemplo los acompañantes terapéuticos. Estamos tratando de mantener diálogos con esos colegios, a partir de nuestras investigaciones, pero también en vistas de pensar que nuestra Facultad puede ser una suerte de espacio donde se convoque al debate y a las acciones más allá del ámbito propiamente académico. Poder generar un espacio en común con organizaciones sociales. Ese es un trabajo que estamos intentando y que la pandemia de alguna manera interrumpió y ahora queremos reeditar y seguir sosteniendo.