Eduardo Asueta, quien se desempeñó como rector, decano, consejero directivo y docente en la UNER, falleció este martes 30 de julio en Concordia, a los 77 años. Por tal motivo, la Universidad declara duelo institucional y brinda un justo reconocimiento a su trayectoria.
Asueta fue Rector de esta Universidad por dos períodos (2002-2006 y 2006-2010), Decano de la Facultad de Ciencias de la Administración (1990-2002), docente de la precitada Unidad Académica (1971-2014) y Profesor Honorario (2022). Ocupó el rol de Consejero Directivo por el claustro de docentes titulares de la FCAD (1986-1990 y 2010-2014) y el de Presidente de la Comisión de Hacienda del Consejo Superior (1994-2002).
Asimismo tuvo una actuación relevante como miembro del Comité Ejecutivo, Presidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), participado del Consejo de Universidades en representación del CRES Región Centro Este y presidió la Red de Interconexión Universitaria (RIU). Participó
como miembro activo de las Conferencias Regionales de Educación Superior para América Latina y el Caribe organizadas por IESALC – UNESCO (1996 y 2008), y en representación de la AUGM, en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior organizada por UNESCO (2009).
En el último tiempo, el exrector se desempeñó como asesor del CIN en la Comisión de Asuntos Económicos, como Par Evaluador Internacional de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de Educación Superior (ANEAES) de la República del Paraguay y de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU)
El recuerdo de una vida en la Universidad
Eduardo Asueta ejerció la docencia ininterrumpidamente desde 1971 a 2014. El año pasado, durante el acto de conmemoración por los 50 años de la UNER, rememoró: “Mi vida estuvo siempre vinculada a la Universidad. A diferencia de lo que pensaba cuando estudiaba la carrera de Contador Público, ni bien me recibí comencé a dar clases en la Facultad de Ciencias de la Administración, que en esa época dependía de la Universidad Nacional del Litoral. Allí abracé la docencia con mucha pasión, fui decano de la Facultad durante tres períodos y después tuve el honor de ser Rector. No me siento artífice de todo lo que se hizo en esa época porque en la Universidad nada se puede hacer individualmente si no es con el aporte de toda la comunidad. En esos dos períodos de gestión me sentí muy acompañado por docentes, no docentes, graduados y estudiantes”.
En esa oportunidad, también señaló sobre su actividad como Rector: “Me tocó asumir en 2002, con la crisis que trajo serios problemas en cuanto a lo presupuestario. También en las transferencias financieras que se recibían con mucho atraso y nos llevaron a reorganizar y reestructurar la universidad para soportar esos años, que venían precedidos de la década del ‘90, con mucha dificultad para la universidad pública. Fue un proceso muy duro, pero la comunidad se mantuvo firme para poder desarrollar todas las funciones esenciales. Más adelante se pudo recomponer la situación y pudimos aplicar el refuerzo presupuestario para potenciar dos carreras nuevas. Después nos impusimos la necesidad de reforzar la democratización y la Asamblea Universitaria aprobó un nuevo Estatuto, que les dio ciudadanía universitaria a los auxiliares docentes, a los no docentes con voz y voto en los órganos de gobierno, que estableció la elección de autoridades por fórmulas para conformar equipos de gestión, que posibilitó una mejor representación de las minorías”.
La Universidad rinde homenaje a su legado.
Texto de la Resolución N° 656/2024 que declara Duelo Institucional.