Experiencias de gestión cultural: Florencia Ordiz

Publicado el: 3 noviembre, 2020 Última actualización: octubre 28, 2024

Florencia Ordiz es estudiante avanzada de la Tecnicatura en Gestión Cultural pero se desempeña como gestora en la ciudad de Santa Fe hace varios años | Inquieta y curiosa, su práctica artística y cultural siempre está movilizada por el diálogo entre lenguajes y artistas y la profesionalización del trabajo cultural | En pandemia, ha impulsado numerosas actividades virtuales, participando del colectivo Cultura autogestiva, que así como visbiliza la precarización del sector cultural, moviliza propuestas virtuales que buscan reactivar el trabajo cultural en la ciudad de Santa Fe.

 

«Soy intérprete, también escribo, soy gestora cultural. Si me tengo que presentar me parece que la forma más general y con la que rápidamente podemos entrar en código es que transito lo interdisciplinario. Vengo del mundo del teatro que, en sí, es un arte multidisciplinario: texto, cuerpo en escena, espacio escenográfico, vestuario, maquillaje. Toda esa cuestión de cruce es algo con lo que fui conviviendo y es lo que me interesa transitar». Así se presenta María Florencia Ordiz.

Le empezó a interesar la gestión cultural cuando terminó la escuela de teatro y «quería que los proyectos de los cuales formaba parte pudieran tener una circulación. Si era una obra de teatro, que pudiera tener una temporada». Empezó a aprender cómo generar una gacetilla, cómo encargarse de la difusión. Incluso, cuenta que vinculaba la gestión cultural a una idea de producción: «Desdoblarse y estar actuando pero también encargarse de todo lo otro que tiene que suceder para que los proyectos artísticos circulen».

Hizo todos los cursos que se le aparecieron en el camino, presenciales y a distancia. Cuando se enteró de la Tecnicatura en Gestión Cultural ya habían pasado bastantes años y seguía la curiosidad: «Intuía que la gestión cultural era algo mucho más amplio que las actividades orientadas a la producción. Fue un poco lo que pasó con los tres años de la carrera: darme cuenta de que la gestión cultural es una profesión, un espacio complejo en donde lo que se intenta hacer es generar participación«.

 

Participación

«Estoy con ese leimotiv, lo repito: uno va generando ciertas certezas, vas rindiendo materias, incorporando autores y te van cayendo fichas. Y ahora estoy convencida de que la gestión cultural es eso. Ahora lo puedo definir así y tal vez después se va transformando». La certeza de Florencia Ordiz es que el espacio de la gestión es un espacio interdisciplinario y que los «proyectos que se generan están orientados a dialogar con un territorio, con los agentes culturales de ese territorio, las personas, los vecinos. Creo que eso es un buen indicio de que un proyecto está pensado. Obviamente después hay muchos niveles de incertidumbre pero si tengo que decir qué es la gestión cultural para mí es eso. Los espacios desde los que un gestor puede trabajar son variados y en todos habrá distintos desafíos, pero teniendo ese ayuda memoria: la participación es muy importante«.

Si le preguntan qué le aportó la carrera a su perfil como gestora, responde: «Muchas herramientas. La bibliografía, los textos que ayudan a complejizar y a poner en crisis el hacer –sobre todo en este momento donde hay que fortalecer un poco la mirada crítica y no colgarnos de los tantos discursos que se van generando como el de la productividad por la productividad misma. Tener esos espacios de lectura, de textos que vienen de distintos lugares, de corte antropológico, sociológico, de estudios culturales. La bibliografía siempre fue un punto muy copado».

También destaca los vínculos: «Conocer a otros hacedores, gestores, artistas, gente que tiene interés, ganas de hacer. Los trabajos grupales siempre son una excusa para poder hablar de cuestiones, cómo se posiciona uno en cuanto al hacer, qué piensa sobre la cultura. Qué es para cada uno la cultura: esa es la pregunta que siempre va abriéndose en estos tres años, se va complejizando, no se responde, se amplía. La red de hacedores la necesitamos y también el código para hablar, debatir y generar nuevas iniciativas».

 

Y si de participación se trata, Florencia se destaca por estar atenta a cada espacio nuevo que se genera dentro de la Universidad. «Me pude vincular al proyecto de extensión La ciudad revelada, conocer el trabajo interdiscplinario posta: trabajar con estudiantes de comunicación, de educación, en una institución como el museo histórico Martiniano Leguizamón. Laburar el patrimonio urbano, inmaterial, que son temas que se van tratando en la tecnicatura y poder vivenciarlo en un proyecto fue muy gratificante. Son esas instancias de participación de la facultad que son muy valiosas y a las hay que estar atentos. A mí me parecía que como gestores tenemos que estar preguntando cómo nos podemos sumar».

También se sumó a colaborar con el equipo de producción del programa Jardín de Gente en Radio UNER Paraná y participa como becaria en la Coordinación la Tecnicatura en Gestion Cultural, desarrollando distintas actividades.

 

La gestión cultural en tiempos de pandemia

«Esta pandemia llegó para cambiar todo el contexto material, la manera en la que nos vinculamos y para el sector cultural las actividades quedaron suspendidas en todo lo que tiene que ver con la presencialidad. En estos meses se estuvo hablando mucho de la precarización en el sector, esta emergencia cultural nos puso a pensar y ver cómo cambiamos esta situación de precarización, que estaba antes de la pandemia», destaca Flor.

En la segunda semana de cuarentena, con Mariano Rinaldi y Emiliano Raffin pensaron y pusieron en marcha Fuera con esa Corona, un ciclo cultural virtual de transmisiones en Instagram, con trece ediciones, que vinculó a artistas del teatro, la poesía, la música, las artes visuales. «Viéndolo a la distancia, fue una manera de seguir en contacto con otros artistas y también conocer a nuevos hacedores. Se fue haciendo una red colaborativa. Hace poco recibimos el reconocimiento de la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe. También recibimos la declaración de interés cultural del Concejo de la ciudad de Santa Fe. Y estos reconocimientos esperamos que en un futuro nos permitan poder trabajar de manera sustentable, que es una de las características que tiene que tener un proyecto cultural. Estamos en eso muy contentos con todo lo que pasó».

 

A raíz del contexto de pandemia, se conformó Cultura Autogestiva, un colectivo santafesino de gestores, espacios y artistas del que participa: «es muy potente y salió de este contexto de incertidumbre». «Con este colectivo pudimos organizar y producir el Festín Encendiendo la Mecha, un festín virtual con cuatro episodios. Tiene un lineup por donde pasan músiques, poetas, performers de la ciudad de Santa Fe y que vinculó a más de 60 trabajadores de la cultura. Activó la cadena de producción, porque trabajamos con compañeres que se encargan de la edición, registro, grabación y edición de sonido, ambientación. Dialogamos con espacios culturales. Fue un proyecto muy ambicioso que se pudo desarrollar en este contexto, donde pusimos el protocolo, para que sea todo seguro. Y estamos muy contentos con los resultados. Tiene mucha calidad de registro y artístico. Y es muy lindo poder ver a los artistas que van participando, tener esa plataforma donde mostrar lo que hacen en este momento donde hay muy pocos lugares». El Festin Encendiendo la Mecha cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe y se sustenta, además, a través de una gorra virtual.

También participó como intérprete en Edipo Apestado, un espectáculo basado en Edipo Rey de Sófocles que se transmitió por YouTube. «Vamos a volver con próximas funciones en la misma plataforma. La dirección es de Mariano Dufour. Mis compañeros: Cintia Bertolino, Franco Bongioanni y Gustavos Wedertz. Hay gorra virtual para colaborar cuando volvamos», añade.

Florencia reconoce que también queda mucho para seguir pensando en torno a la migración hacia lo virtual, qué ofrece, qué va a quedar en lo virtual si funciona y es una buena herramienta, aunque lo presencial se vaya reincorporando: «Hay que hacer una puesta en común, vuelvo a la idea de la praxis con reflexión».

 

En cuanto al reconocimiento del trabajo cultural, en un contexto de profunda crisis para el sector, Florencia señala: «Como gestores tenemos que generar espacios de visibilización y sensibilización para terminar con ciertos prejuicios sobre lo que es la cultura o ciertas ideas de que la cultura es un gasto innecesario. Y poder demostrar y visibilizar el potencial que tiene el trabajo del sector cultural, cómo se puede trabajar de manera interdisciplinaria con otras áreas para generar cambios positivos. Para generar un crecimiento económico. En la manera disrruptiva que tiene el trabajo cultural pueden estar las claves de ciertos cambios, nuevas maneras de vincularse y nuevas dinámicas de trabajo que pueden ser transformadoras. Identificarnos y llamarnos trabajadores de la cultura es muy importante porque necesitamos y merecemos la misma remuneración que cualquier trabajador«.

 

 

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