Ezequiel Saferstein, Daniela Páez y Victoria Sáez investigan el campo de la edición y el mundo del libro y compartieron sus experiencias con estudiantes de la Tecnicatura en Producción Editorial de la FCEDU.
Por estudiantes del Seminario «Actualidad del Campo Editorial»
Estudiantes del Seminario «Actualidad del Campo Editorial de la Tecnicatura en Producción Editorial, entablamos una conversación con distintos investigadores y especialistas sobre temas actuales en materia de edición y el mundo del libro. En el encuentro, Ezequiel Saferstein, Daniela Páez y Victoria Sáez comentaron sus investigaciones y reflexionaron sobre el estado actual del campo editorial.
Con Ezequiel Saferstein conversamos acerca de su reciente libro ¿Cómo se fabrica un best seller político? La trastienda de los éxitos editoriales y su capacidad de intervenir en la agenda pública. En el libro, el investigador fija su atención en las grandes editoriales y los editores que las componen, desde el director editorial hasta los editores de planta, siempre teniendo como eje los libros de coyuntura política, su creación, circulación y el impacto en la esfera pública. El investigador interroga el rol actual de los editores en estas firmas transnacionales: “mi idea es problematizar y poner en cuestión la idea de la ‘edición sin editores’, y me hago la pregunta de si hay capacidad de intervención política, cultural e intelectual dentro de las grandes editoriales”.
Así, el interrogante por el espacio para la intervención se vuelve central. Son justamente las transformaciones del sector editorial, además de la estructura rígida y coercitiva de estos grupos editoriales, los factores que ponen en tensión la clásica figura de editor. Esta reconfiguración de los alcances que tradicionalmente tenía la tarea del editor plantea una amenaza a la figura del ‘editor moderno’, ya que aparecen actores como los gestores de marketing y de negocios, que se sólo se enfocan en la rentabilidad. Sin embargo, Saferstein sostiene que aún aparecen apuestas en los catálogos de estos grandes grupos comerciales, que permiten pensar al oficio editorial como un oficio que todavía sostiene una relevancia intelectual, política y cultural: la mirada del editor sigue siendo central y entre los actores la idea del “olfato” (hacer una apuesta editorial que nadie hizo y que tiene éxito) es un capital propio del oficio, que también interesa a los grandes grupos.
Por su parte, Daniela Páez, licenciada en comunicación por la Universidad Nacional de Quilmes y becaria doctoral de CONICET, brindó detalles de su investigación sobre la conformación del campo de la edición de historietas, cómics y manga en Argentina. Ella sostiene que el modelo editorial de historietas que proponían las grandes revistas de circulación periódica y que publicaban para un público masivo, comenzó a agotarse en la década del ‘90 para terminar de consumirse en la crisis del año 2001. No sólo se modificaron los hábitos de consumo cuando se masificó la TV por cable y decayó el consumo de revistas. También, en los últimos años, ya no se producían nuevas tiras, sino que se reeditaban las más exitosas. El espacio quedó vacante y “una gran masa de jóvenes, a los que les interesaba seguir consumiendo historietas, empiezan a producirlas y emprenden proyectos autogestivos”. Así, el movimiento de fanzines, con producción muy artesanal, comienza a producir ferias donde se comparte principalmente el manga. Con el correr de los años, estos pequeños proyectos autogestivos devienen en proyectos editoriales más profesionales.
A partir de un relevamiento de los actores que publicaron historietas en los últimos 20 años, Daniela Páez obtiene un panorama del campo editorial historietístico y de sus actores principales. La mayor parte de la producción se concentra en editoriales especializadas, en las que prima la autoedición (edición de la propia obra del editor) y autoedición mixta (se publican libros de autores conocidos y amigos). Campo informal, donde la edición de historietas es un hobby o una actividad secundaria, y donde se destaca el ambiente de cooperativismo entre sellos.
El campo editorial argentino de historietas crece cada vez más, sumando nuevas editoriales constantemente. Si bien se sostiene como un campo con relativo dinamismo, su alcance es acotado y siempre por fuera de los lineamientos del mercado: “si estamos hablando de casi un 70% de autoedición, estamos hablando precisamente de personas que publican obras por un gusto personal, y que circulan en un nicho de mercado donde los mismos productores son consumidores y los lectores pueden llegar a convertirse en editores”.
Por último, Victoria Sáez, doctoranda de la UBA, contó que centra sus temas de investigación en las prácticas de lectura y escritura de jóvenes, tanto en el entorno virtual como en el sector editorial que hace circular estas publicaciones. Sáez sostiene que el sector juvenil crea, en el espacio virtual, nuevas comunidades de lectura y escritura, en redes sociales específicas como Wattpad, pero también en Instagram, YouTube o Tiktok donde los protagonistas se presentan como mediadores en un contexto de convergencia digital.
La investigadora señala que, ante este fenómeno tan globalizado y pujante, las grandes editoriales han establecido, al menos, tres tipos de lazos con estos actores señalados (booktubers y bookstagrammers jóvenes entre 15 y 25 años). Los invitan a participar en ferias del libros y eventos afines, o les envían libros para que ellos reseñen en las redes. Un segundo tipo de relación la establecen al ofrecerles trabajos de “freelance”. Y, por último, la tercera forma de inserción de estos nuevos actores, es el trabajo permanente, cuando pasan a ser parte del staff de los grandes grupos editoriales.
Sáez señala, además, que grandes grupos editoriales —principalmente Planeta y Penguin Random House— han decidido publicar muchos de estos escritos que circulan en las redes, pero en formato papel. Estas publicaciones, al tomar la materialidad de libro impreso, obtienen una valoración y “fetichización” mucho mayor dentro de las mismas plataformas donde fueron publicadas inicialmente. Pero el proceso de publicación involucra un fuerte trabajo de edición, que se lleva adelante junto con el escritor: no sólo se tiene en cuenta la coherencia y cohesión, también se somete a observación todo el contenido, incluso en temas referidos a cuestiones de corrección política.