Es comunicador social por la FCEDU y un periodista reconocido por su trabajo en el ámbito de Derechos Humanos. También es integrante de la Agrupación HIJOS Paraná. Se ha desempeñado en el periodismo gráfico, radial, en televisión, es autor del libro “Reencuentro” sobre la causa de los mellizos Valenzuela-Negro y actualmente coconduce el programa Marcha, por Radio UNER. Su experiencia en primera persona.
Alfredo Hoffman es de Concordia. Llegó a Paraná para empezar la carrera de Comunicación Social en 1994, tal como lo había decidido, sin dudar. “Tenía el sueño de ser periodista desde muy chico. Me gustaba escribir, eso es lo que más me había entusiasmado de la carrera”, dice. Recuerda que ya desde preadolescente leía muchas revistas, sobre todo deportivas como El Gráfico o de rock, como el Suplemento SI de Clarín. En Paraná vivía su abuela y su hermano mayor, que ya había venido a instalarse para estudiar en Oro Verde; su madre, docente en actividad, le habló de que la Facultad de Educación era muy buena. Así fue que “dejé mi ciudad y me vine, como muchísimos otros jóvenes de esa época”.
Los años universitarios
Reconoce que al principio le costó adaptarse a la vida universitaria: “No venía preparado desde la secundaria para los contenidos universitarios y las formas de estudio en una Universidad, además había ido a una escuela con una orientación comercial que tenía poco que ver con los contenidos que me esperaron aquí”. Entonces, de algún modo sintió que llegaba con una “desventaja”, “en comparación con jóvenes que habían tenido otra orientación en la escuela secundaria y que tenían conocimiento de filosofía, algunos de psicología, conocimientos más profundos de historia”.
Cuando tuvo que rendir el primer final oral salió mal, lo recuerda hasta hoy. Fue Semiótica. “Nunca había rendido una materia oral en mi vida, no sabía cómo era, cómo se estudiaba, como se paraba uno frente a un profesor a exponer sobre un tema. Eso fue, en aquellos años, lo que me costó de la adaptación”. No sabía que, tiempo después, además de escribir, llegaría a hablar frente a un micrófono en estudios de radio sin mayores dificultades.
En la FCEDU se encontró con otros “chicos y chicas del interior de la provincia de Entre Ríos y de Santa Fe en las mismas condiciones que yo, clase media, trabajadora. Con mucho esfuerzo, mis padres lograron que sus cinco hijos fueran estudiantes universitarios y hoy profesionales, eso en plena década del 90, fue difícil”, señala hoy a la distancia. En los pasillos de la Facultad se encontró con compañeras y compañeros que querían “respirar ese clima universitario, con ganas de crecer, de adquirir conocimientos”. Dice que había mucho clima de compañerismo y que una de las cosas que más le gustaba era saber “que había muchos como yo, de distintas ciudades del interior de Entre Ríos o de Santa Fe, que estábamos casi en una aventura”.
Primeros pasos laborales
En segundo año de la carrera, empezó a buscar trabajo para ayudar en la situación económica familiar. Entretanto un compañero, Joaquín Bispe, le comentó que en el diario Hora Cero estaban tomando cronistas deportivos: “Fue así como llegué al diario Hora Cero que estaba en la peatonal San Martín. Empecé a hacer crónicas de vóley, de básquet y algunas de fútbol, primero había que cubrir las divisiones menores. Me gustaba mucho el fútbol, mucho más que ahora, es decir que para mí era como un sueño”. Aún no había cumplido 20 años.
“En ese momento, el diario Hora Cero era como una segunda casa de la facultad –advierte–. Muchos jóvenes que estaban estudiando también estaban haciendo sus primeras armas del periodismo ahí. Si bien trabajé poquito tiempo y haciendo crónicas únicamente aprendí mucho”.
En el año 1996, junto con dos compañeros, Marcelo Pizzio y Roberto Luqui, se enteraron de que había abierto un canal de cable de deportes en Paraná, Sportop. “Funcionaba en lo que había sido los estudios de Canal 5, que era un canal de aire que era propiedad de Luis Lossi, el empresario. Nos presentamos un día nosotros tres y nos ofrecimos para trabajar para aprender, incluso nos ofrecimos para trabajar gratis y nos atendió Manuel Arrias que era uno de los dueños del canal, un periodista veterano , nos abrió las puertas, nos dijo que sí y empezamos a trabajar ahí como camarógrafos y como editores. Con el tiempo empezamos a recibir una remuneración a cambio de ese trabajo”.
Cuando terminó de cursar la carrera, volvió a Concordia con una posibilidad de trabajo. “Estuve dos años allá, en una productora de televisión, en un semanario y trabajando en radio, hasta que me di cuenta de que si quería avanzar con la tesis tenía que estar un poco más cerca de la Facultad, entonces me vine a vivir a Santa Fe y luego a Paraná. Empecé a hacer la tesis con Luis Cámara como director. El tema fue las innovaciones tecnológicas audiovisuales, su incorporación y modos de uso en las producciones regionales”, comenta.
Le llevó un tiempo. Mientras tanto estaba buscando trabajo, hasta que un día en los viajes de Santa Fe a Paraná se encontró con un compañero, Diego Albornoz: “Me comentó que se estaba por abrir el diario UNO, fue a mediados del 2000. Ahí mismo le entregué un currículum, porque andaba todo el tiempo con un CV en la mochila”.
Periodismo, militancia, proyectos
Entonces volvió a la redacción, al periodismo gráfico, “toda una escuela de aprendizaje”. “Tenía casi 25 años y participé del proceso de creación de un medio nuevo, importante, como lo es un diario, un diario que pretendía ser popular y masivo y que había incorporado una plantilla de trabajadores y trabajadoras muy importante. Si bien en ese momento no teníamos las mejores condiciones laborales –estábamos lejos de eso– sí era importante que se habían abierto fuentes de trabajo para muchos periodistas, fotógrafos, diseñadores, administrativos”.
Allí trabajó en la sección Provincia, que se encargaba de temas de interés general del interior provincial y, luego, en la sección Política. En el 2008 empezó a trabajar en el portal web: “También fue interesante porque afrontamos ese proyecto de empezar a producir un diario digital. Hasta el día de hoy sigo en la edición digital del diario Uno”.
Hizo muchos otros trabajos en paralelo, en radio, fundamentalmente. También algunas producciones independientes: “En el 2006 empezamos con compañeros y compañeras de distintos medios a hacer una revista impresa, se llamaba Telaraña, una revista de periodismo narrativo. Fue un proyecto autónomo e independiente, muy interesante, nos gustó muchísimo hacerlo. Intentamos reflejar hechos y noticias o informes que creíamos que no tenían cabida en los medios masivos tradicionales en ese momento, además desde una mirada particular del periodismo narrativo, donde el periodista se involucra en los hechos que está contando, utilizando recursos que son propios de la literatura y no tan utilizados en el periodismo tradicional o de un diario”.
Después retomaron el proyecto en formato digital, ya focalizado mucho más en temas vinculados a Género, a Derechos Humanos y a Memoria. “Por el trabajo que hacía en la sección política del diario Uno y lo que hacía en la revista Telaraña fui acercándome a la Agrupación HIJOS Regional Paraná, sobre todo a partir del año 2011, cuando se realizó en Paraná el primer juicio por delitos de Lesa Humanidad, por la causa Hospital Militar“.
Tiempo después empezó a trabajar en un libro, “Reencuentro: crónica de la restitución de una identidad”, que se publicó en el año 2012, sobre la causa de los mellizos Valenzuela-Negro. “Eso me acercó más a la Agrupación Hijos y junto con mi compañera, también periodista, Gisela Yiyo Romero, empezamos a formar parte de la agrupación. Eso me abrió la posibilidad de incursionar en otro tipo de comunicación, la comunicación desde las organizaciones sociales”, sintetiza.
Entre varios proyectos de comunicación, surgió, fundamentalmente, un proyecto de radio que les acercó a Radio Barriletes. “Hicimos durante cuatro años programas de radio de la agrupación Hijos focalizados específicamente en temas de Derechos Humanos y el año pasado y este lo hicimos también en radio LT 14”.
También surgió un proyecto editorial, Aguará, “donde hacemos historietas” junto a un grupo de comunicadores y de profesionales de otras aéreas como las ciencias políticas y el derecho, de Rosario y Paraná. “El trabajo que hago está vinculado, también de forma autónoma e independiente, a investigar y redactar guiones sobre historias de vidas vinculadas a la lucha por los Derechos Humanos y luego, a partir de esas investigaciones y de esos guiones se convocan a ilustradores para que hagan los dibujos de esas historietas. Ya hemos publicado varias. Participé de los guiones de dos de ellas y hay una producción en marcha en este momento”.
Desde hace poco tiempo, en paralelo, empezó a trabajar en nuevo proyecto de un medio de comunicación, la radio de la Cámara de Diputados de la provincia que se llama Radio Diputados. “Es una radio web que se focaliza en la información legislativa de lo que se produce, los temas que se tratan en la Cámara de Diputados de Entre Ríos”, cuenta Alfredo.
Otro programa de radio en el que participa es Marcha, que sale los sábados al mediodía por Radio UNER Paraná, Radio UNER Concordia y Radio UNER Concepción del Uruguay. “Es un programa sobre memoria que hacemos con Florencia Amestoy, en un primer momento también estuvo Yiyo”.
Carrera
Entre tantos proyectos, finalmente, a la tesis la defendió en el 2004, diez años después de haber iniciado la carrera. “Después que terminé la tesis hubo un tiempo en que no volví a la Facultad. De alguna manera, este programa de radio que hacemos sí me acercó mucho de nuevo a la FCEDU, tanto produciendo programas que tienen que ver con la historia de la FCEDU o consultando fuentes que son ex estudiantes, graduados, docentes o actuales estudiantes de nuestra facultad”, reconoce. Además, con Gisela Romero, su compañera, dictaron un curso para graduados sobre Coberturas de Juicios de Lesa Humanidad y “fue otra forma de volver a las aulas”.
Alfredo Hoffman se expresa agradecido a la FCEDU, “a sus docentes, trabajadores y compañeros, por habernos permitido descubrir un mundo nuevo, como es el mundo de las ideas, y por habernos transmitido la pasión por la comunicación. Esa pasión es la que muchos años después de haber transitado las aulas, todavía nos impulsa a seguir ejerciendo esta profesión”.
Para terminar, Alfredo resume: “También me siento muy agradecido por haberme formado en la universidad pública, la que hace posible que muchos jóvenes hijos de familias trabajadoras elijan una carrera e imaginen un horizonte de futuro. Y finalmente a la facultad le agradezco porque allí conocí a quien tiempo después se convirtió en mi compañera y con quien formamos una hermosa familia”.