Es graduada del Profesorado en Ciencias de la Educación de la FCEDU y su trayectoria ha estado marcada por la gestión universitaria y la especialización en el diseño curricular | Además, trabaja en la primera escuela de gestión social de Entre Ríos | Su experiencia, en primera persona.
En diciembre de 2022 se cumplirán 30 años desde el día que rindió la última materia. Ana Florencia Balestrino estudió el Profesorado en Ciencias de la Educación en años donde se discutieron “los planes de estudios de la democracia, la posmodernidad en las reuniones del Directivo, el reposicionamiento de las Ciencias Sociales en el ámbito del Consejo Superior, cambios de paradigmas que no terminamos de entender mientras nos estaban sucediendo”, dice ahora, desde la perspectiva del presente.
En aquella época, además, rindió el concurso como auxiliar para la cátedra Conocimiento de la Realidad, primero como estudiante, luego como graduada; “y tuve el privilegio de trabajar con Juan Vilar, Sonia Luquez y Analía Matas hasta el 2005, que dejé por una tardía maternidad”, añade.
A partir de la década del 90, la política universitaria, dice, le marcaría “la vida, la profesión y el futuro”.
Trayectoria en gestión universitaria
Ana Florencia Balestrino cuenta su historia como graduada de la FCEDU-UNER y como profesional y trabajadora de la educación, como “la historia de una pasión”: “Obviamente desordenada en un inicio, pero intensa; me brindó la capacidad y el ejercicio de imaginar, proyectar, ejecutar, normar y poner en funcionamiento políticas en el ámbito universitario”.
Ocupó cargos de gestión en el Rectorado de la Universidad Nacional de Entre Ríos hasta el año 1998, primero como secretaria de Bienestar Estudiantil y luego en Planeamiento Institucional. En aquellos años participó de las gestiones de la Obra Social Estudiantil y de la firma del primer convenio para la carrera de Kinesiología en Villaguay, dos hitos que remarca en su relato.
En el 98 ingresaría en la Universidad Nacional del Litoral, “primero en Pedagogía Universitaria y dos años después, iniciando la década del 2000, me sumé como directora al grupo del Centro Multimedial de Educación a Distancia, que construimos en el año 1999”, reconstruye.
Respecto a esta experiencia, resalta: “Se centralizó un modo de concebir la educación a distancia para toda la Universidad, se construyó una pedagogía que fue una marca de UNL Virtual y toda una lógica de gestionar y formar equipos. Grandes formadores pasaron por los inicios y grandes referentes de la Educación a Distancia fueron tomando la posta y consolidando una estructura que hoy es un orgullo para la institución”.
Quince años después se incorporó a la Secretaría Académica de la UNL, adonde dice estar transitando “los mejores y últimos años de mi profesión en la gestión universitaria”. Actualmente, está a cargo del área de gestión curricular de pregrado y grado: “Sigo disfrutando el pensar proyectos, construir las condiciones de viabilidad, consensuar, negociar los marcos normativos y ver las ideas en acción, funcionando. Me especialicé en planes de estudio y me encanta trabajar en el armado, diseño y evaluación”, agrega.
En este sentido, recuerda “aquella primera lucha por las correlatividades y las prácticas que llevamos adelante en el Consejo Directivo de la facultad” y, entonces, concluye: “Fue un vaticinio de lo que sería mi consolidación profesional, luego de tantos y variados derroteros”.
Educación y gestión social
El Instituto Secundario de Gestión Social “Pablo de Tarso” es la primera escuela de gestión social de la provincia de Entre Ríos y está ubicada en el barrio Anacleto Medina de Paraná. Ana Florencia Balestrino se sumó a su equipo de trabajo hace diez años y lo reconoce “un privilegio”.
“Ese compromiso que implicó y esa forma de concebir y llevar adelante la educación en una escuela secundaria de un barrio vulnerable de Paraná, me colmó el deseo, me completó como persona y como profesional. Pude cerrar un ciclo de sueños y utopías inconclusas y responder, finalmente, al profesor Caropresi cuando en el año 88, nos preguntaba por qué habíamos elegido la carrera”, afirma e introduce la respuesta que solía dar desde entonces: “Porque quiero cambiar el mundo, porque creo que se puede hacer justicia a través de la Educación, porque quiero que todos accedan a este derecho”.
Hoy, mientras repasa el camino hecho, confiesa que el ejercicio de recordar su historia académica “tiene el efecto de una sesión de terapia interminable”. En este sentido, concluye: “Mientras miro a un sistema que se derrumba, que es más lo que expulsa que lo que contiene, pienso que no llegaré a ver un cambio, así que agradezco inmensamente habitar este micromundo de la Pablo de Tarso, que me permite recorrer un camino de dignidad y grandeza, que me permite ser profundamente feliz”.