Biblioteca Parlante: Alguien que viene de lejos a contar algo

Publicado el: 25 marzo, 2024 Última actualización: marzo 25, 2024

La Biblioteca Parlante de Distribución Nacional “Mirá lo que te digo” publicó cuatro nuevos “textos radiofonizados para los Ojos del Imaginar”. El Capítulo 361 está dedicado a Héctor Roberto Chavero ese referente insoslayable de la cultura popular argentina que conocemos como Atahualpa Yupanqui. O Don Ata…

La Biblioteca Parlante de Distribución Nacional “Mirá lo que te digo” es una producción del Área Audio del Centro de Producción en Comunicación y Educación de nuestra Facultad y, en esta oportunidad, presenta una realización de MediaFol, un ciclo de microbiografías sobre nuestros artistas populares.

Héctor Roberto Chavero, conocido artísticamente como Atahualpa Yupanqui, fue un destacado guitarrista, poeta y cantautor, considerado y reconocido mundialmente como “el padre del folclore argentino”.

Su seudónimo de Atahualpa nació en 1913 durante un trabajo escolar en homenaje al último soberano Inca, y años más tarde le agregó el Yupanqui. La traducción de su nombre significa el que vino de lejanas tierras a contar; derivado de los siguientes términos quechuas: Ata “venir”, Hu “de lejos”, Alpa “tierra” y Yupanqui “contar”. En 1917 se mudó a Tucumán junto a su familia y a los 19 años compuso su popular canción “Camino del indio”. Durante su juventud, recorrió gran parte de la Argentina experimentando costumbres y sonidos que luego plasmó en reconocidas composiciones como “Le tengo rabia al silencio”, “Los ejes de mi carreta”, “Los hermanos”, “Luna tucumana”, “Milonga del solitario”, “Piedra y camino”, “Sin caballo y en Montiel” o, entre tantas otras, “Viene clareando”.

Atahualpa Yupanqui supo conmover a varias generaciones con la sencillez de la palabra poética y el mensaje profundo. Para muchos fue “el padre del folclore argentino”, para otros un gran artista que supo reflejar en sus letras la cotidianidad del género humano, sus costumbres, sus adversidades y su argentinidad.

 

Contenido:

Track 01: Me llamo como lo que canto (00:59)

Cuando Héctor Roberto Chavero comprendió que lo que cantaba estaba colmado de paisajes humanos, dioses indígenas, ríos antiguos, ceremonias rurales, santitos y milagros de pueblo, decidió cambiar su nombre por Atahualpa Yupanqui, que en quechua significa: “Alguien que viene de lejos a contar algo” ¿Pero a qué lejanía se refinería? Don Ata se consagró a las culturas de nuestra tierra que estaban antes de la llegada de los conquistadores, adquirir ese nombre significó tomar una posición en una sociedad que sólo se reconocía como hija de los barcos.

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Track 02: Yupanqui y la guitarra (00:59)

Como todo buen hijo de la Pachamama, Yupanqui entendía a la guitarra como un obsequio sagrado de ella: “la guitarra fue simplemente un trozo de un árbol. Y ese árbol no era solitario, no estaba solo en una colina, sino que formaba parte de una pequeña selva, de eso que llamamos monte…Y ese pedazo de madera integrante de la selva tiene que haber recibido un gorjeo de algún ave. De toda clase de pájaros a toda hora del día”

El vínculo de Atahualpa con la guitarra fue tan estrecho no sólo porque le permitía expresar sus sentimientos, sino que también reunía el sentir de su pueblo: “Te quiero porque en tus cuerdas/ Mis paisanos van juntando/La alegría con la pena”.

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Track 03: Yupanqui y el paisaje (01:00)

Don Ata solía manifestar: “Hay que hacer música con sabor al lugar, quién sabe si esa no es una manera simbólica de pedirle perdón a la selva y devolverle un pedazo de canto” En esta reflexión Yupanqui esgrime su arte poética, su canto es una extensión de la naturaleza. Por eso exigía que la juventud recuperara su paisaje, argumentaba que todos los ruidos posibles se lo habían arrebatado. Para Atahualpa su copla tenía un paisaje, el humano, de hecho, confesaba: “El hombre es Tierra que anda” La obra de Atahualpa Yupanqui es el resultado de toda una vida en busca del alma del paisaje.

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Track 04: Yupanqui y la luna (00:59)

En su célebre zamba “Luna Tucumana”, Yupanqui denomina a la luna como “tamborcito calchaquí”, si bien es la más conocida, don Ata tuvo varias maneras de nombrarla. De hecho, le dedica un poema en el que la llama: “La Capataza”: “Esperándote estoy, mi capataza. /Centinela sin par. ¡Mi luna gaucha!”

En su libro: “El canto del Viento”, Yupanqui afirma: “A veces, la luna, abierta navaja sobre un paño azul, corta de un tajo el aire. Y un pedazo de copla cae sobre el sueño del minero”.

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Ficha Técnica:

Es una producción de MediaFolk Bios, un espacio transmedia que produce y transmite eventos, recitales, programas y contenidos audiovisuales de la cultura popular argentina.

Locución: Cecilia Lorenc Valcarce. Ilustración: Juan Roma. Redes: Marisa Ruival. Edición: Christian Brennan. Guión: Pedro Patzer.

 

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