Es artista musical y técnica en Gestión Cultural por la FCEDU-UNER, hija de la primera cohorte de la carrera. Hoy, gracias a esa formación, coordina el área de Comunicación de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe y trabaja en el espacio cultural independiente La Casa de Adelante. Su experiencia, en primera persona.
Carolina Maldonado es oriunda de Santa Fe capital, egresada de la Tecnicatura en Gestión Cultural de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, además de cantante en varios proyectos musicales vinculados al rock en su ciudad. Inició los estudios durante la primera cohorte de esta propuesta formativa en el año 2016: “Allí me encontré con algo que venía buscando hacía ya un tiempo, una vocación más. Digo una más porque si mi primer deseo profesional fue la música, siento que el recorrido por este espacio de formación convivió, convive y alimenta el lazo con esta disciplina artístico expresiva y me invita a pensar y a repensar el lugar del arte en lo social y en lo personal de manera constante”.
Aunque no finalizó el Profesorado en Música porque siempre tuvo que trabajar en paralelo y porque sentía que su vocación no era la docencia en escuelas sino la realización musical que sí cultivó, su primer encuentro con la educación pública “fue una sacudida enorme y hermosa, esencialmente porque empecé a hacerme preguntas, a cuestionar lo que creía hasta ese momento. Pero sobre todo a cuestionarme, a aprender a pensar críticamente”, cuenta.
“Tuve la oportunidad de trabajar en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe dentro de un programa que en ese momento se llamó Arte y Comunidad. Allí realizaba talleres de música en diversos barrios vulnerables y vulnerados por la realidad social de Santa Fe. Fue una experiencia muy grata y muy compleja también por momentos, donde no solo conocí otras partes de la ciudad, otras realidades, sino también otras formas de establecer lazos y vínculos con las personas”, señala Carolina y reconoce que allí surgió una inquietud que canalizaría a través de su formación universitaria. “Creo que estas vivencias me llenaron de preguntas y sobre todo del deseo de expandir mi formación. Tuve la urgente necesidad de profundizar mis conocimientos, de buscar otras perspectivas, otras experiencias, nuevas herramientas, otras voces que ampliaran el horizonte de mis pensamientos y mis acciones. Allí creo yo que empezó la búsqueda y fue cuando me encontré con la Tecnicatura en Gestión Cultural”.
Su paso por la universidad pública
Al otro lado del charco, en Paraná, la FCEDU no fue sólo un lugar de aprendizaje y formación, sino también una oportunidad para el autoconocimiento, el encuentro y para tejer comunidad. “De mi paso por la universidad pública tengo un recuerdo maravilloso. Fue por un lado por la gente y las experiencias que se comparten y que te ayudan a conocer y a conocerte. Por otro lado, por la calidad profesional y humana de los docentes. En ese sentido me sentí muy acompañada en los momentos más complejos de la carrera por todo el cuerpo docente y por mis compañeros. No puedo dejar de agradecer a dos grandes compañeros y coequiper santafesinos que hicieron mucho más simple el viaje de todos los viernes a Paraná: Julieta Oberlin y Hermes Perezón”, destaca Carolina.
En tiempos económicos y sociales adversos, la FCEDU fue también -como lo es hoy- un espacio de resistencia y lucha colectiva. “Recuerdo también que nos tocó atravesar el periodo de recortes durante el gobierno de Macri y vivir la experiencia educativa de la facultad tomada, las clases en la plaza, las intervenciones, los debates, la lucha por los derechos conquistados. Todo lo que la universidad enseña más allá de las currículas, hoy forma parte de los grandes aprendizajes que me llevo sobre todo esto. Ningún derecho se consigue si se defiende en soledad”, expresa.
Carolina cuenta que la pandemia de Covid-19 significó para ella una oportunidad para ponerse al día con la Tenicatura y poder darle un cierre, aunque nunca sola. “Si bien finalicé el cursado en el año 2018, rendir las últimas materias me llevó un tiempito más. Ese año tuve un gran cambio en mi rutina ya que ingresé a trabajar como empleada de planta permanente en el área de comunicación de la Municipalidad. Fue así que en el 2020, recién, algo bueno pude sacar de la pandemia y el aislamiento, que fue recursar las materias que tenía pendientes y finalmente recibirme. Si bien para esta instancia el cursado fue puramente virtual y en un momento complejo, creo que gracias a mi compañero, también graduado de la Facultad de Ciencias de la Educación como Licenciado en Comunicación Social, Juan Almará, y los docentes que lo dieron todo, este último esfuerzo valió la pena en grande. Me encantaría recordar y mencionar la enorme humanidad de Carlos Marín y de Daniela Godoy. Ambos fueron grandes guías y caminantes a la par en esta última etapa; grandes consejeros y hermosos maestros. La verdad que les debo mucho”, valora y agradece.
Pero llegó el día después y era un momento complejo para el desarrollo de las actividades culturales. “Cuando rendí la última materia, junto con la felicidad de haberlo conseguido, no pude evitar preguntarme: ‘¿Y ahora qué? ¿Qué hago con esto?’. Sobre todo, porque aún estábamos en medio de la pandemia, con la dificultad para el encuentro con otros y con las manifestaciones artísticas y culturales en un momento muy duro. Ya se me había despertado el deseo de trabajar desde la comunicación cultural, pero aún no sabía bien qué hacer. Y de a poco, como pude y a medida que avanzaba, que salíamos del aislamiento, empecé a realizar de manera independiente trabajos de prensa y difusión para eventos culturales en la ciudad. Aproveché también la oportunidad para solicitar en ese momento el traslado a la Secretaría de Cultura; me parecía que ese era el lugar en el que podía poner en práctica lo aprendido durante la carrera”, confía.
Motorizar la cultura con sentido público
Para Carolina Maldonado, que hoy coordina el área de Comunicación de ese espacio municipal, trabajar en cultura desde la gestión pública significa “un privilegio y un desafío”, define.
Fue una instancia de continuidad, aprendizaje pero también de primeras veces y fundamentalmente, de retos profesionales por el clima de época. “Y de repente, me encontré con mucho trabajo por hacer, con la apertura de las redes sociales para la Secretaría, ya que hasta mayo de este año no había redes en Cultura de la ciudad, y con la oportunidad de pensar de qué formas contar y convocar a las diferentes actividades culturales públicas. Y desde qué lugar revalorizar también el lugar de lo público en un momento donde lo público estaba bastardeado y donde la cultura, por sobre todo, estaba bastardeada. Así que ese es el desafío en el que me encuentro ahora”, subraya.
“Por suerte, conté y cuento con el apoyo y la confianza del personal político de la gestión actual. Más allá de las diferencias que podamos tener a nivel de color político o ideológico, creo que sobre todo porque, al no contar el área con un coordinador de gestión, encontraron y me dieron la confianza para poder trabajar de la forma en la que lo estoy haciendo hoy”, valora.
La veta autogestiva y el anhelo por continuar formándose
Entre otras actividades, Carolina destaca que también forma parte del espacio cultural independiente y autogestivo La Casa de Adelante – Laboratorio de Artes también en la ciudad de Santa Fe. “Allí trabajo en la producción y en la comunicación del espacio. En muy poco tiempo, después de haberme recibido, creo que pasaron muchas cosas que me hacen revisar continuamente lo aprendido y sobre todo darme cuenta que el hacer en sí es una gran escuela y que la universidad es la gran caja de herramientas sin la cual es imposible construir”, reflexiona a partir de esta experiencia.
En este sentido, confiesa su anhelo: “Hoy también tengo la necesidad urgente de seguir formándome, capacitándome, encontrándome con otras experiencias y otros caminos desde los cuales aprender: espero con ansias la posibilidad de realizar la Licenciatura en Gestión Cultural en algún momento”.
“Y si de algo estoy segura es que la universidad pública es la que te abre las puertas, el pensamiento y el deseo de seguir caminando y creciendo. Yo considero que sin ella jamás hubiese podido estudiar. Así que estoy eternamente agradecida a este derecho y a todas las personas que hacen posible el crecimiento profesional y humano de tantos”, concluye.