En diálogo con la radio FM 91.3 Uruguay, del Sistema Integrado de Radios de la UNER, Sandra Chaher habló sobre el rol de los medios y de la sociedad en los discursos y publicaciones vinculadas a la violencia de género.
Sandra Chaher, periodista e investigadora en comunicación y género, fue una de las disertantes en el panel “La Comunicación como Herramienta para la Igualdad de Género” que se llevó a cabo en el auditorio «Rodolfo Walsh» de la FCEDU-UNER en el marco de la conmemoración del Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación.
En vistas a su participación en dichas jornadas, dialogó con la radio FM 91.3 Uruguay del Sistema Integrado de Radios de la UNER. A continuación se rescatan aspectos relevantes de la entrevista:
¿Qué pueden realizar los medios de comunicaciones para transformar algunas cuestiones de violencia?
Chaher: Propongo pensar el tema desde dos dimensiones. Por un lado, hay un trayecto de muchos años en los organismos internacionales de derechos humanos dentro de los tratados regionales e internacionales que hablan de derechos de las mujeres, sobre la importancia de la comunicación para el logro de la igualdad de género. Ahí hay una línea para pensar en cuánto apoyo, o no, se le viene dando al tema a nivel regional e internacional. Sobre todo pensar que, en general, nos parece una idea lejana porque los tratados no se firman acá, sino en las sedes de la OEA o en la ONU, pero tienen una importancia fundamental para cualquier región del mundo porque nuestras leyes deben respetar estos tratados internacionales a nivel local.
Hoy estamos conmemorando una ley que habla del día de la eliminación de la violencia en los medios, que se remonta a la Ley 26485 de protección integral de la violencia, que a su vez deviene de la convención regional Belém do Pará, donde ya aparece la obligación de los medios de no repetir patrones estereotipados de conducta. Esta es una línea para trabajar y pensar.
Por otro, las prácticas cotidianas de los medios de comunicación. Desde Comunicar para la Igualdad, la fundación que dirijo, realizamos el año pasado un monitoreo sobre las coberturas mediáticas del asesinato de tres adolescentes: Romina Romera, Ángeles Rawson y Lola Chomnalez; cómo y de qué forma estas coberturas nos van transmitiendo estereotipos de género que quedan naturalizados. Ves televisión, escuchás las radios o lees los diarios, y la forma en que transmiten estos estereotipos, es muy sutil, van conformando una idea de lo que debe ser una buena adolescente. Porqué una adolescente o una mujer, puede ser merecedora –o no-de un femicidio. Pero también los estereotipos de género los encontramos en las coberturas políticas, de violencia, de derechos sexuales y reproductivos, de deportes. Es decir, sobran y no faltan.
¿Cómo puede intervenir el ciudadano o la ciudadana para transformar esta clase de estereotipos, para hacer valer los tratados puntualizados?
Chaher: En relación a violencia mediática, es muy importante que tengamos en cuenta lo que construyó la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual en materia de derechos humanos y de ciudadanía comunicacional. Es probable que este año estemos debatiendo en el Parlamento un nuevo proyecto para recuperar todo lo que tiene que ver con derecho a la comunicación, que es central para construir ciudadanía comunicacional. Esto tiene que ver con la mirada crítica de los medios. Es decir, la persona que es televidente, oyente, lectora de medios de comunicación, debe mirar a los medios de una forma crítica, no considerar como verdad revelada lo que aparece en los medios.
Si bien en los últimos años esta idea está bastante deconstruida, hace falta más. Es necesario que se considere que los medios son factibles de mejoras y que gran parte de ellas tiene que ver con el contralor ciudadano que se realice. En este sentido, me parece esencial la creación de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, establecida a partir de la ley 26.522. A partir de esta disposición presentás una denuncia diciendo que un contenido es discriminatorio, no solamente en términos de género, sino también por otras razones y la Defensoría debe actuar en tu nombre ante la empresa. Lo importante de este proceso es que el estado empieza a legitimizar el discurso del ciudadano. Creo que es un circuito virtuoso que de ninguna manera deberíamos perder. Simultáneamente es muy importante generar capacitaciones para la ciudadanía para que puedan identificar los contenidos discriminatorios.
Doy muchas capacitaciones en Argentina y en el exterior, frecuentemente cuando planteo ejemplos a las personas, me dicen: “yo creía que esto no estaba bien pero no sabía porqué”. Por eso me parece que hace falta pensar una ciudadanía más crítica hacia los medios y con organismos que lleven a la justicia sus denuncias y que el Estado complete el circuito, llevando las denuncias ante las empresas, tratando de modificar prácticas.
Estos mecanismos permiten dialogar con los medios tratando de instalar nuevos consensos en torno a la discriminación, la protección a los derechos humanos, etc.
Ahora que la Ley vuelve a ser conversada y debatida para ser modificada, ¿qué aconsejas hacer en este nuevo marco?
Chaher: Estuvimos trabajando desde la Comunicación para la Igualdad y desde la Red Par, en la conformación de los nuevos 21 puntos por una Comunicación Democrática en vistas al debate por un nuevo proyecto de Ley de Medios.
Por un lado, no sé si está en el espíritu del actual gobierno igualar el proceso de debate que se dio en la ley 26.522, que fue insólito en nuestro país ya que ninguna ley fue tan debatida, tan increíblemente democrática más allá de que se le pudieran hacer muchas críticas a su implementación.
Por otro lado, a partir de la modificación realizada en diciembre, existe la preocupación de que no se amplíen las voces. Ahí hay un primer problema, vinculado a la palabra, a la democratización de la palabra, que indudablemente afecta a temas de género. Porque cuando más se restringe la palabra, los sectores más discriminados tienen menos posibilidades de acceder a ella. Aquí ahí entramos las mujeres, por identidad de género u opción sexual. Siempre que se achique la palabra, en temas de género, es negativo.
También hay que trabajar en las posibilidades de ampliar todo lo que tenga que ver con la perspectiva de género dentro de un nuevo proyecto de ley porque, en ese sentido, la ley 26.522 también tenía algunas deudas. Por lo pronto, en los nuevos 21 puntos de la Ley hemos logrado algunas cosas, pero no todas las que queríamos. Nosotros proponíamos la necesidad de un artículo que planteara la transversalidad de la perspectiva de género en toda la ley, no solamente en relación con contenidos, que es lo que tenemos en la ley actual, sino pensar en los subsidios y en las licencias desde esta perspectiva.
Fuente: UNER Noticias