Constanza Azzolina, en primera persona

Publicado el: 31 mayo, 2021 Última actualización: mayo 8, 2024

Egresada de la Licenciatura en Comunicación Social, durante su carrera Constanza Azzolina participó de espacios estudiantiles y fue Consejera Directiva | Cuando terminó sus estudios, se fue a vivir a Buenos Aires y comenzó una trayectoria profesional ligada a la educación y la tecnología desde distintas empresas. Actualmente es socia fundadora de una organización basada en el sistema pedagógico STEM y fue convocada por Mercado Libre para desempeñarse como gerente de educación, inclusión y tecnología. Su experiencia en primera persona. 

Constanza Azzolina entró a la FCEDU a estudiar Comunicación Social en 1994. Ya había una trayectoria familiar que la precedía: “Mi abuela fue una de las primeras graduadas de la Licenciatura en Ciencias de la Educación, no era tan usual que las mujeres estudiaran una carrera universitaria en ese momento. Entonces, yo tenía un gran cariño por la Facultad”.

Dice que cuando vio que la Facultad tenía la carrera de comunicación se anotó enseguida. “A veces uno no se da cuenta, viviendo en los mismos lugares y los mismos barrios, qué interesante es interactuar y trabajar y pensar con gente que vivió otras realidades. Para mi fue muy enriquecedor eso y lo valoro muchísimo”, recuerda Constanza, en relación a sus compañeras y compañeros, que llegaban a la FCEDU desde distintos puntos de Entre Ríos, Santa Fe e, incluso, de otros lugares del país.

Relata que tiene “muy buenos recuerdos de los distintos edificios de la facultad” y sus distintos usos: “no solamente para estudiar, los usamos para juntarnos, para las clases, nos hemos juntado para hacer un asado en algún lado o festejar el día del estudiante. Siento que siempre la facultad fue muy abierta a recibirnos y a que nos apropiamos y armemos comunidad. Eso me parece fabuloso y lo aprendí ahí, a lo largo de mi carrera no lo encontré en otros lugares”, advierte.

En el 99 se fue a vivir a Buenos Aires. “Pero antes de eso –rebobina Constanza–, por el 97, fundamos La Zafra, que para mi fue muy interesante como experiencia, me cambió mucho la vida”. Se refiere a la agrupación estudiantil y lo remarca de esta manera: “Levantó muchísimo la vara a nivel de discusión y de pensamiento social, político, cultural, que teníamos ya en las clases. Me puso en la misma mesa con personas que yo considero que están muy bien formadas como Marcelo D’Amico, Juan Bracco. Fue interesante porque era una mesa heterogénea en cuanto a pensamientos, muy rica y muy abierta, de gran tolerancia, cosa que creo que es un valor de ciudadanía que sería necesario expandir a todos los otros espacios de trabajo y de estudio”.

“Nos tildaban un poco de posmodernos porque no nos metimos al espacio de la política universitaria tradicional, no nos queríamos presentar a elecciones”, recuerda Constanza. “Algunos compañeros dijeron que les parecía importante presentarnos a elecciones y disputar los espacios políticos, para sentarnos a charlar sobre la facultad y universidad que queríamos, cómo usar el presupuesto, y no solamente debatir cosas que podíamos manejar nosotros en forma directa. Ahí se empezaron a postular. Me acuerdo que Vanina Cassina fue una de las primeras candidatas y también Vanina fue mi gran compañera de universidad”, resalta: “Una persona brillante de la cual aprendí muchísimo, no sólo en términos de lo que sabía, sino en términos de cómo estudiaba, de cómo sabía formalizar sus ideas. Fue, en todo sentido, una persona muy enriquecedora”.

El espacio político de La Zafra pasó a ser el espacio de Independientes. “Ahí me postulé y estuve en el año 99 como Consejera Directiva. La experiencia en el Consejo fue increíble, de gran aprendizaje, de mucho diálogo, de sentir que realmente los estudiantes éramos importantes, tomados en cuenta. Lo considero un espacio de aprendizaje que me lo llevé puesto para el resto de mi formación profesional”.

Buenos Aires

En 1999, Constanza Azzolina dejó Paraná y se fue a vivir a Buenos Aires, donde todavía vive. “Empecé mi carrera en una empresa de tecnología y recursos humanos. En realidad, era una escuela de capacitación en IT Training Center, en informática. Para mi fue meterme en un ámbito que yo quería experimentar, el ámbito privado y, justamente, encontrar un espacio dentro de las empresas vinculadas a educación. Es algo que me encantó y se mantuvo a lo largo de mi carrera de ahí en más. Es decir, yo como comunicadora trabajé en espacios de educación. Es mucho más que mi elección de carrera, viene de toda una trayectoria educativa de Entre Ríos, de mi familia, mi abuelo como uno de los primeros profesores normalistas, todas las mujeres de mi familia que también son egresadas de la Escuela Normal. Evidentemente, toda esa impronta me impactó en un punto en el que yo no lo hacía consciente”.

Después de trabajar en la empresa de IT Training Center, pasó a administrar una de las primeras puntocom, “las primeras empresas que estaban sólo en internet”, aclara. “En ese momento se hablaba de empresas ladrillo, que tienen gente trabajando en una oficina. Las puntocom daban servicio sólo digitalmente. En el 2000 era toda una novedad”. Esa empresa era una bolsa laboral llamada UniversoBIT que después compró Bumeran. “Fue la primera bolsa laboral de IT de Argentina, estuvo buenísimo porque me permitió meterme en el ámbito de la tecnología. Yo ya trabajaba con mucha gente de tecnología y también me permitió vincularme con las universidades. Parte de mi trabajo era vincular con universidades, sobre todo, que tuvieran carreras de tecnología”.

Después vino la crisis del 2001 y la empresa, “como muchas empresas medianas argentinas, tuvo sus vicisitudes para sostenerse. Me acuerdo que al 2001 lo cerré con una sola búsqueda en la bolsa laboral. Era bastante terrible porque significaba que nadie estaba buscando gente, no había trabajo”.

En ese momento, “la empresa abre dos sucursales, una en España y otra en Estados Unidos, y me proponen irme a Estados Unidos a manejar una escuela de tecnología. Por temas personales no pude ir en ese momento y me quedé en Argentina, ayudando a abrir todas las áreas de soporte. También experimenté la tendencia de abrir oficinas offshore. Oficinas que trabajaban desde un lugar pero para atender otro. Básicamente contratamos toda gente argentina, muy talentosa, que hacía servicios para la escuela de Estados Unidos. Ahí me metí de lleno en todo lo que era el negocio de la formación de la gente, no sólo en tecnología sino en profesiones o carreras de oficio en Estados Unidos”.

Además, empezó a ocuparse de tareas de desarrollo: “Desarrollaba productos para ayudar a capacitar a la gente, para acelerar los tiempos de formación. Empezamos a usar distintos tipos de tecnología que en ese momento eran bastante novedosas”, señala. Allí trabajó hasta el año 2006.

Experiencias empresariales

Constanza reconoce que quería hacer una experiencia en una empresa grande. Tuve dos llamados de empresas grandes argentinas y tomó el trabajo que le ofrecieron en la constructora de Techint para un puesto de gestión de conocimiento. “En ese momento no tenía ni idea. Ahí aprendí lo interesante que era este tema de poder acelerar o capturar el conocimiento de la gente con tecnología, para que otra gente pueda aprender mas rápido y demás. Estuve mucho tiempo trabajando con gente de sistemas, me certifiqué en algunos softwares como Sharepoint, que es un tecnología de Microsoft para hacer sitios webs. Hice por lo menos 200 sitios webs y ayudé a la gente a poder crear tecnología, a crear sus sitios, a compartir información, a formalizar lo que sabe”.

Tras esa experiencia en una empresa de magnitud, con locaciones en al menos en 12 países, Constanza Azzolina cuenta que terminó haciéndose cargo “de la parte de cultura y clima organizacional, del área de recursos humanos y de un área que trataba temas de calidad de vida de los empleados. Era un área chica, no teníamos mucha gente a cargo, pero estuvo muy bueno. Viajé por primera vez a algunos países como Perú, Brasil, Uruguay, México, Colombia, Trinidad y Tobago, aprendí muchísimo, trabajé 6 años. Pasaba arriba del avión la mayor parte del tiempo, visitando empleados, lugares, proyectos, aprendiendo un montón de ingeniería y de culturas”.

En el año 2012 le ofrecieron la posibilidad de postularse a un puesto interno dentro de la Organización Techint, “ya no era la constructora”: “El área se llamaba Desarrollo Social y ahora se llama Relaciones con la Comunidad, era para hacerme cargo del desarrollo de programas educativos para la comunidad. Me postulé, quedé en esa búsqueda y me encantó. No paré de aprender y me dediqué a implementar programas muy interesantes”.

La organización Techint tiene presencia en más de 70 países. “Llegué a implementar una red de un programa fuera de la escuela, de Educación No Formal, en inglés le dicen After Schools. Estos programas son como un campo educativo que aún en Latinoamérica no está muy desarrollado, porque son programas comunitarios de altísimo impacto social, en términos de habilidades socioemocionales y de aprendizaje, incluso de cambio comunitario y de desarrollo, con poblaciones vulnerables. Cuando los chicos salían de las escuelas públicas, por lo general de barrios y zonas vulnerables, empezaban a asistir a estos programas que a veces se hacían en la misma escuela. Los chicos comían y se quedaban en la escuela y el foco era lo que llamamos Ciencia por indagación, vinculado a la producción industrial de Techint. Administré otros tipos de programas pero este fue el más interesante y lo implementé en 6 países y 8 comunidades en Argentina, en San Nicolás y Campana, en México, en Veracruz y en Monterrey, en Brasil en Pindamonhangaba que es una comunidad de San Paulo, en Colombia en Cartagena de Indias, en Uruguay en Montevideo, en Rumania en un pueblito que se llama Zalau”.

Hacer un cambio

“Viajé por todo el mundo, contraté gente, capacité, trabajé con proveedores de primerísimo nivel, de formación, de educación en ciencia, de desarrollo organizacional, fue una experiencia increíble. El año pasado, en agosto, fue el momento en que decidí hacer un cambio”, cuenta Constanza.

Venía con la idea de dedicarse a hacer lo que quería, “que era generar programas para niños con foco en STEM”. ¿Y eso qué significa? “Tiene que ver con Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, pero no es sólo una sigla sino que es todo un abordaje pedagógico donde exponés a los chicos y a las chicas a que aprendan desde pequeños a pensar como científicos, a observar la realidad, establecer hipótesis, a hacer sus investigaciones, anotarlas y demás. También después les pones a tomar decisiones sobre cómo podrían resolver problemas para el mundo y, en ese punto, se conecta con la ingeniería y con el pensamiento de diseño. Otro elemento para que sea justamente educación STEM es la conexión con los objetivos de desarrollo sostenible o la resolución de problemas comunitarios reales y, justamente, formarlos en habilidades del siglo XXI: habilidades como el pensamiento crítico, la capacidad de resolver problemas, de liderar proyectos, de trabajar con otros”.

En agosto fundó XSTEM junto a otras dos mujeres socias, una ingeniera y otra arquitecta. “Es una organización pionera en Argentina y, creería en Latinoamérica, en fomentar esta educación. Empezamos a hacer unas alianzas increíbles y a implementar educación STEM en escuelas, sobre todo, en Argentina y Uruguay, hasta ahora. También en programas de educación no formal. Estamos también diseñando talleres con artistas de primer nivel que conectamos con el desarrollo de habilidades científicas. A eso apunta XSTEM. Ahora estoy bastante ocupada porque nuestro nuevo proyecto es una certificación para educadores STEM, que en algún momento espero también poder conectar con la facultad”.

Constanza asegura que “es como volver a las raíces” y que está “muy agradecida a esta trayectoria laboral y personal que me fue llevando por diversos lugares, y agradecida con todas las organizaciones que confiaron en mí, que me dieron tanto, en especial, a la Facultad que fue la primera que confío en mí y en mis habilidades”.

Asimismo, el próximo 7 de junio entrará a trabajar en Mercado Libre como gerente de educación, inclusión y tecnología, dentro de la Dirección de Sustentabilidad.

 

 

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