Nadia Luna (Licenciada en Comunicación Social – UNLaM y periodista de Agencia TSS, agencia de noticias científicas de la Universidad Nacional de San Martín) y Nicolás Camargo Lescano (periodista de la Agencia CTyS, agencia de noticias científicas de la Universidad Nacional de La Matanza), ambos integrantes de la Red EsPeCie, elaboraron un decálogo para comunicar contenidos científicos en el marco del webinar «Cómo comunicar contenidos científicos en tiempos de infodemia», organizado por Wikimedia Argentina, Ártica y Fundación Vía Libre.
A partir de ese material sintetizamos y adaptamos la propuesta en una infografía disponible para descargar y complementar la lectura del decálogo completo en Wikimedia
1) Recurrir siempre a fuentes oficiales para difundir datos y estadísticas sobre casos | El Ministerio de Salud de la Nación o la Provincia, la Organización Mundial de la Salud son los espacios confiables para tomar datos y comunicar las recomendaciones que estos organismos hacen a la población, así como la implementación de las políticas públicas vinculadas al control de la pandemia y sus efectos.
2) Buscar expertos/as según el enfoque del tema | La ciencia es heterogénea y el hecho de que la fuente sea científica no la habilita a hablar de cualquier tema, sólo de su área de de estudio o trabajo. Siempre es importante dar con un perfil profesional más capacitado/a para abordar el tema pero más aún cuando se toca un ámbito tan sensible como la salud. Desconfiar, repreguntar y, en lo posible, chequear con fuentes del ámbito público. Ser prudentes con las fuentes que pertenezcan a laboratorios o entidades privadas. No dar lugar a opinólogos ni a pseudociencias.
3) Ser muy cuidadosos/as a la hora de hablar de tratamientos | En salud (y más en tiempos de pandemia) suele haber mucha incertidumbre, miedo y ansiedad, por lo que publicar noticias anunciando una cura, tratamiento o vacuna puede generar falsas expectativas en la población. Por eso, es fundamental indagar siempre en qué etapa está la investigación y explicitarlo en la nota. Si es una investigación en salud, conviene ponerlo lo más arriba posible. En el mismo sentido, hay que evitar títulos sensacionalistas o impactantes y que, en muchos casos, no se condicen con el resto de la nota.
4) Tomar recaudos al publicar un contenido proveniente de un artículo científico | No generalizar: un paper o publicación científica aborda una parte de un área disciplinar, muchas veces limitada no solo a la amplitud del muestreo, sino también al contexto de un determinado lugar/momento/franja etaria/etc. Hay varias cuestiones en torno a esto, entre ellas, comprender que los tiempos de la ciencia no son los tiempos de los medios de comunicación.
5) Aprovechar el contexto para poner en agenda debates respecto a qué ciencia y qué tecnología queremos para el país | La ciencia es política y comunicarla, también. Ya que los medios de comunicación están poniendo el foco en la comunicación de temas de ciencia y salud a nivel mundial (como pocas veces sucede) es interesante encarar notas sobre política científica, como por qué es importante que los países inviertan en CyT (cuando se desfinanciaron estas áreas, muchos grandes medios no se hicieron eco de esos temas), y quiénes serían los beneficiarios del conocimiento científico que estamos comunicando. Evitar la comparación con otros países para “reclamar” o “cuestionar” políticas.
6) Contar la ciencia más allá de la salud y la biología | A lo largo de estas últimas semanas, hemos visto que los noticieros, radios y diarios convocan a infectólogos, virólogos, médicos e investigadores/as de muchas disciplinas de las Ciencias de la Salud y las Naturales. Nos parece importante que puedan compartir sus saberes, pero también debemos enfocar a esta pandemia desde otras perspectivas y disciplinas. Las Ciencias Sociales, Humanidades, el Derecho, la Economía, entre otras, tienen muchas miradas para aportar desde sus espacios de producción de conocimiento. A la vez, convocar a científicos/as de estas otras áreas puede colaborar a ampliar y diversificar el concepto de ciencia, sin que esta se limite a una cuestión de batas, laboratorios y tubos de ensayo.
7) Tener responsabilidad a la hora de comunicar en Redes Sociales | Siempre es importante, antes de republicar o compartir algún contenido en alguna red social, asegurarse que la fuente sea confiable (fuentes oficiales, colegas que sabemos que chequean sus fuentes). En lo posible, se recomienda siempre difundir argumentos, no opiniones. En muchos casos, actores sociales de diversas áreas (periodistas, empresarios, políticos que no pertenecen al Gobierno, etc) han manifestado su opinión respecto a temas complejos (duración de la cuarentena, necesidad de testeos masivos, etc) sin basarse en ningún de evidencia científica y sin ser expertos en el tema. Replicar o compartir este tipo de formulaciones contribuye de manera significativa a la infodemia. También es contraproducente difundir teorías de conspiración que no tiene ningún tipo de sustento ni de pruebas (como que el virus es sintético y se “creó” en un laboratorio), y que solo buscan el impacto y mayor cantidad de lectores/espectadores, a partir de la difusión de información falsa.
8) Comunicación científica desde una perspectiva federal | Es importante que se divulguen las iniciativas y proyectos investigación de todo el territorio nacional. Esto cuenta para la comunicación científica en general, no sólo para tiempos de pandemia. En este sentido, es útil apoyarse en la información que manejan colegas de otras provincias, para chequear información, asegurarse de no difundir fake news y fortalecer el contenido científico que se publica a nivel país.
9) No olvidar la dimensión humana | Nos parece fundamental tener empatía con las personas a quienes les estamos hablando. Tanto los destinatarios de nuestro mensaje como aquellos sobre quienes comunicamos son personas, no números ni sólo cifras. En este sentido, recomendamos no difundir (ni exigir que se difunda) nombres de fallecidos. Hablar de forma respetuosa de las personas que tienen o pueden tener la enfermedad, evitando adjetivaciones que conduzcan a la discriminación o juicios de valor, y evitar adjetivar.
10) La Ciencia y la Salud no se limitan al Coronavirus | La pandemia generada por el COVID-19 ha monopolizado en estas últimas semanas la agenda de una manera pocas veces vista en el siglo XXI. Y si bien es importante el tratamiento científico y tecnológico respecto al coronavirus, no debemos dejar de lado otras problemáticas sobre ciencia y salud igual de importantes para la región. Actualmente, problemáticas como el Dengue, el Sarampión, el Chagas, la falta de acceso al agua potable y un largo etcétera están quedando invisibilizadas. Incluso cuando se trata de temáticas que llevan afectando largo tiempo a nuestro país y países vecinos. Como periodistas y comunicadores científicos, debemos seguir cubriendo estos y otros temas.
Recomendaciones generales:
Algunas recomendaciones para identificar fake news y combatir la infodemia:
¿De dónde proviene la noticia que estoy leyendo/escuchando/viendo?
Identificar el/la autor/a y el medio.
¿Qué fuentes consulta el medio/autor del mensaje para decir lo que dice?
Si es un mensaje de Whatsapp, la primera regla es: desconfiá. Es el campo donde las fake news ganan por goleada.
La comunicación de la ciencia no está sólo en manos de los periodistas, sino también de los mismos científicos/as. A través de distintas herramientas (programas de televisión, redes sociales personales, sitios web, stand up científico, podscast, teatro científico y un largo etc.), la comunidad científica comprende la importancia de divulgar los contenidos de sus disciplinas y apelan a recursos narrativos de gran interés e impacto entre el público. Consideramos que la relación entre el/la divulgador/a científico/a y el periodismo científico NO es de competencia; cuánto más fluido sea este vínculo, más se fortalecerá la comunicación científica en general y se reducirá, de forma significativa, la cantidad de errores. En resumen, una eficaz forma de combatir la infodemia.