«El problema de creer que la historia puede prescindir de los acuerdos éticos» por Aixa Boeykens

Publicado el: 15 diciembre, 2016 Última actualización: febrero 23, 2024

La Lic. en Comunicación Social y docente de FCEDU-UNER manifiesta a través de una nota de opinión su postura ante Magnaplus, un portal educativo comprado por diversos municipios de la provincia y presentado en Paraná el pasado lunes 14 de noviembre | Se conoció el domingo 20 de noviembre que, finalmente, la Municipalidad bloqueó el acceso a la enciclopedia desde su web 

Sobre el portal educativo que presentó la Municipalidad de Paraná: el problema de creer que la historia puede prescindir de los acuerdos éticos

Por Aixa Boeykens

El modo en que presenta los contenidos el portal educativo que inauguró la Municipalidad de Paraná merece cuanto menos un repudio ético que nos obliga a recordar que la educación, como la política, transmiten una manera de situarnos en el mundo. Más aún si observamos que, en general, enseñar incluye una selección de conocimientos que la sociedad considera valiosos legar a las nuevas generaciones.

Llama la atención que –a diferencia de otros portales educativos- el primer requisito para poder ingresar al contenido sea tener que registrarse y permitir que acceda a todos los datos y contactos de quien consulta. ¿Por qué un portal educativo incumple con el resguardo básico de la privacidad de la información personal? En otros sitios, como en Educ.ar, la plataforma de Nación, el registro se solicita sólo para trabajos específicos como, por ejemplo, descargar videos.

Es a la vez sorprendente la construcción y omisión que realizan los productores del contenido del portal. A Hitler, por ejemplo, lo presentan como un “político, presidente y dictador del III Reich alemán.” Luego, se agrega que “tenía una gran capacidad de alocución, fuerte magnetismo y arrolladora personalidad” Hasta allí, en esa primera síntesis, no hace ninguna referencia al holocausto o a la Shoá, el término hebreo que se utiliza para aludir a lo que significó el exterminio masivo de la población judía europea durante el nazismo (1933 -1945).

Por suerte, pienso, en el medio de los sitios que ofrece internet junto a otros medios de comunicación y libros, siempre hay un docente que ayuda a mirar, a seleccionar, a interpretar y preguntarse sobre las fuentes. Esto es: contribuye a crear sentido. La lástima, me digo, es que si el docente no está y tampoco hay otra voz, el estudiante que hipotéticamente sólo acceda a ese portal educativo, posiblemente se quedará con una visión absolutamente restringida e insustancial de lo que allí se expresa.

El martes 15 de noviembre –un día después de la presentación oficial del portal- la periodista Luz Alcain había observado –y expresado públicamente- el asombro que provocaba que, para este sitio educativo, el genocida Jorge Rafael Videla fuera presentado en un lenguaje pretendidamente aséptico como “un político”. En su explicación, el sitio omitía la referencia principal a su rol protagónico en el plan sistemático de desaparición de personas que llevó adelante la dictadura militar que Videla encabezó en Argentina y que se tradujo en la condena a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad.

Mal que les pese a algunos, la historia no es conjunto de hechos preexistentes a los que el historiador “llega” para dar cuenta de él de un modo pretendidamente aséptico. Esa errónea herencia del legado positivista del siglo XIX hace varias décadas que logró ser desplazada en función de una historiografía que contribuya a poder conocer y entender los procesos.

Tanto la memoria como la historia comparten la preocupación por la elaboración del pasado y el modo en que éste se construye. La transmisión de hechos traumáticos de nuestro pasado cuyas marcas perviven en el presente están atravesadas por la política y también por los desafíos éticos que esto supone teniendo en cuenta el daño premeditado que infligieron a grandes sectores de la población.
Entonces la historia, el modo de contar, no es neutral, mal que les pese a quienes bajo esta supuesta justificación, intentan relativizar -cuando no negar- el holocausto o el genocidio que llevó adelante la dictadura militar argentina y que tuvo su correlato en América Latina.

En determinados momentos las sociedades debaten sobre hechos trágicos de su historia. Esto genera acuerdos básicos. Por ejemplo, a partir del holocausto se comenzó a hablar de los delitos de lesa humanidad y su imprescriptibilidad.
A partir de que la educación se hizo masiva–o sea, fue obligatoria- estuvo vinculada a los proyectos políticos de cada modelo y concepción de país. Política y educación han venido de la mano. Inclusive, cuando se busca hablar de una cierta “objetividad”, hay ahí también una manera de entender el mundo.

Lo fue desde que en 1884 el político y educador Domingo Faustino Sarmiento impulsó la Ley 1420 que estableció la obligatoriedad, laicidad, universalidad y gratuidad de la enseñanza primaria.
Luego, por ejemplo, podemos citar las políticas educativas y censuras de libros y manuales durante la dictadura argentina de 1976-1983.

En la actualidad, la Ley de Educación 26.206 que está cumpliendo10 años ha buscado situar al Estado en su rol protagónico en la definición de la política educativa y en la elaboración de materiales educativos que contribuyan al trabajo en la escuela. Como parte de ello, ha producido contenido educativo; bibliografía; portales educativos como Educ.ar y de televisión como Encuentro. Con esto se apunta a ocupar un espacio de protagonismo en la construcción del sentido educativo y pedagógico. En Entre Ríos la propuesta se replicó con la creación del portal educativo @prender.

El martes 15 de noviembre el periodista Oscar Londero mantuvo una charla con el responsable de los contenidos educativos que, aunque argentino, vive en Madrid. Al parecer, esta persona no entendió cuál era la crítica que se le hacía respecto a que dijeran que Videla era un “político”. Para él que esta persona haya sido juzgada y considerada culpable por crímenes de lesa humanidad como “político” en Argentina era un dato secundario.

El portal educativo Magnaplus ha sido vendido a diferentes municipios argentinos. Se promociona como un sitio “novedoso” que presenta “contenidos de calidad en los que puedas confiar para estudiar o complementar tus clases.”
Lo que en principio pudo haber sido una buena noticia: que el Estado se sume a la producción de contenidos educativos devino luego en una decepción. No es bueno que la definición del contenido educativo quede en manos de grupos privados que van en contra de acuerdos básicos. No es bueno que ellos –como sucedió en la década del 90- terminen definiendo la política educativa.

Las palabras construyen sentido. Los silencios y omisiones también.

 

*La imagen de portada pertenece a una obra de la artista japonesa Chiharu Shiota.

 

«El problema de creer que la historia puede prescindir de los acuerdos éticos» por Aixa Boeykens
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