Diego Ignes es Profesor en Ciencias de la Educación de la FCEDU | «Los educadores somos mediadores del contenido pero ante todo somos formadores de vínculos y a la vez guías y orientadores», sostiene, a la vez que reflexiona sobre lo que la carrera sembró para su actual desempeño como asesor pedagógico y docente | En primera persona, comparte su experiencia
Inició la carrera en el 2005, pero por una situación económica compleja y por el trabajo, la retomó un año después, hasta recibirse. Diego Ignes es oriundo de Buenos Aires pero está radicado en Paraná desde 1990.
Trabaja en educación desde tercer año de la Facultad por consejos de su mamá, que es docente, y a quien «le debo agradecer bastante», reconoce. «Empecé a presentar proyectos en el Juventud, Participación y Ciudadanía, un espacio que surgió a partir de lo que se llamó la resignificación de la escuela secundaria, por el año 2010″, comenta Diego.
Recuerda que ganar ese proyecto fue una alegría, «porque el objetivo que uno se plantea no tiene que ver con la competencia, pero sí con testear las capacidades en cuanto a la docencia. Ésa era una de mis preguntas a lo largo de la carrera, si iba a poder ser docente, si iba a poder estar frente a un curso«. De esa manera, pudo mirar lo que había construido en materia educativa y pedagógica.
Durante su tránsito por la FCEDU, también se despertó un interés por el sindicalismo en la docencia, «a través de la militancia que se vive en el día a día. Fue toda una experiencia nueva que a mí me abrió la cabeza, en el sentido de poder pensar la educación desde una perspectiva política y entender que los dilemas, conflictos, problemas que uno cree personales, tienen que ver con la vida en sociedad, con la comunidad, con la política. Éso es algo que se lo debo a la Universidad, a mi recorrido, a la gente con la que me pude rodear, a la gente que conocí y a los docentes».
El recorrido profesional: incertidumbres y desafíos
Ya recibido inició su trabajo en la asesoría pedagógica de una escuela secundaria: otro desafío importante. «Si bien en la Facultad no hay un trabajo específico sobre la asesoría, sí entiendo que nos brindan herramientas conceptuales, modelos teóricos, perspectivas de abordaje de las problemáticas de la educación que nos permiten construir las herramientas necesarias para ese trabajo«, asegura Diego.
¿Eso qué implica? Poder «comprender la complejidad de las instituciones educativas en la actualidad y pensar el lugar del asesoramiento pedagógico como un lugar socioeducativo –explica–. Es decir, no es una cuestión de objetivos, no es una cuestión de exitismo en la educación, sino que hay una trama de relaciones y de vínculos que ya está antes que nosotros, que nos preexiste, que tenemos que comprender para poder tejer otro tipo de vínculos, o seguir tejiendo los vínculos que se estaban construyendo en función de los emergentes que vayan apareciendo, de las necesidades y demandas de la comunidad educativa».
Diego define su experiencia como una experiencia de incertidumbre, en un principio. La escuela secundaria es un campo de trabajo inmediato, «el más inmediato junto a las horas que nos figuran en la credencial docente que es Filosofía y Formación Ética»; sin embargo, «pensarse como docente de secundaria a partir de una formación de docente universitario es un desafío, en el cual uno tiene que trabajar mucho para poder aportar a la construcción de una educación liberadora. Liberadora en todo sentido, en la educación ciudadana y con perspectivas para la construcción de otra sociedad, basada en el reconocimiento de derecho y no en las desigualdades, como es la actual sociedad».
Campo profesional
Desde 2015 trabaja en la asesoría pedagógica de una escuela orientada, la N° 75 Del Bicentenario.
Además se ha desempeñado en el ámbito de la escuela de jóvenes y adultos: otro desafío. «Es una modalidad bastante relegada por las políticas públicas», aclara para empezar. Por ejemplo, recién este año apareció la Educación Sexual Integral (ESI), como un espacio con dedicación de horas para las escuelas de jóvenes y adultos en la provincia. Diego participa de ese taller.
«Uno ve las problemáticas económicas, sociales, la violencia a las que están sujetas las personas por la precariedad de las condiciones de vida. Y la escuela se hace cargo de eso, no en el sentido de las políticas públicas, sino de entender que trabajamos con personas y no con números, somos mediadores del contenido pero ante todo somos formadores de vínculos con el saber. Somos formadores y, a la vez, guías y orientadores. Hay una confianza que uno ve manifiesta, que los estudiantes depositan en los docentes«, cuenta Diego, con especial entusiasmo. En ese sentido «nuestro desafío es estar a la altura de esa confianza, a la altura de esas expectativas. Es un trabajo muy grato».
Actualmente, también trabaja en un Instituto de Educación Superior en Hernandarias, en el Profesorado de Educación Primaria y de Biología, en las cátedras Prácticas Docentes I y Análisis Institucional de las Organizaciones Educativas, respectivamente.
El año pasado tuvo un trabajo mucho más intenso en el Nivel Terciario y en el Nivel Superior que, asegura, «me hizo revivir, me hizo rememorar mi trayecto por la facultad».
Si hay una posibilidad de hacer balances de su momento presente, Diego Ignes dice que «es un balance muy rico, muy significativo. No sólo por la formación sino por la posibilidad de trabajar con una perspectiva basada en derechos humanos, de la educación social, con una perspectiva de la diferencia, de la disidencia».