En primera persona: Ivana Michlig

Publicado el: 5 julio, 2019 Última actualización: agosto 5, 2024

Ivana Michlig es graduada de la Licenciatura en Comunicación Social de la FCEDU | En 1999 viajó a España, donde se estableció, y desde hace quince años trabaja la comunicación a través de la expresión corporal | En primera persona, comparte su experiencia.

 

Vive hace veinte años en España, cerquita de Valencia, en un pueblo de playa frente al mar que se llama Xilxes. Dice que todos los días va a ver el Mediterráneo porque es su conexión con la alegría: «Cuando lo conocí, entendí a Joan Manuel Serrat», se ríe.

Antes de desembarcar del otro lado del Atlántico, el 9 de junio de 1999, Ivana Michlig transitó otro desembarco importante, a las 18 años, cuando llegó a Paraná desde San Cristóbal, un pueblo del norte de Santa Fe. Llegó «sin tener ninguna referencia de lo que era la carrera, o de lo que significaba. Yo con esa edad hubiese querido hacer mil carreras posibles –recuerda– desde antropología hasta filosofía. Me interesaba la historia, algún profesorado. La comunicación era como una de las tantas alternativas que tenía. Y cuando empecé a estudiar me di cuenta de que eso era lo mío y no me había equivocado», asegura.

Dice que sus años en Paraná fueron «maravillosos, también duros, largos» pero que «sembraron mi vida de amistades, de mucha reflexión y de mucho aplomo» y sobre todo que aprendió «a ser otra Ivana, con un pensamiento diferente al de la Ivana del pueblo San Cristóbal».

Hoy trabaja en Castellón, a una hora de Valencia, en una escuela donde la comunicación circula entre danza y cuentos.

 

Viaje sin regreso

Hizo la pasantía y trabajó cuatro años en la Biblioteca Popular del Paraná, «en un encuentro maravilloso de libros y gente». Mientras estudiaba también había trabajado en el centro de estudios de Arturo Etchevehere, «allí también desarrollé mucho la investigación, que me sirvió muchísimo para aprender». También trabajó en marketing en la empresa Tristán Uranga y Asociados y «en el año 99 después de haber hecho toda la parte política, de haberme enamorado del discurso, de todo lo que podíamos cambiar con la palabra, me vine a España para dar una vuelta. Estaba muy cansada y necesitaba cambiar de aires».

 

Viajó con el proyecto de hacer un Máster en Salamanca que finalmente no le gustó y, entonces, decidió viajar a la playa. Ivana cuenta que se quedó porque, «a diferencia de lo que muchos conocidos de Argentina creen», no es que haya encontrado «al hombre de mi vida, ni me pagaron los estudios, ni una beca, no. Me quedé porque en septiembre del 99 me robaron todo parando en un hostel en la playa de Benicasim, entonces no pude volver». En ese momento ya estaba ilegal y sopesó las posibilidades: «Como decía mi mama tenía dos opciones, o volver a Argentina, de cero, o quedarme en España y empezar también de cero pero dándole la oportunidad a ese pueblo hermoso de ver qué opciones me daba para la vida».

Y desde momento, sólo vuelve a visitar la familia y las amistades. En el camino aparecieron las posibilidades: «Tenía la Licenciatura en Comunicación bajo el brazo, pero cuando vivís en la calle el título no te da de comer, entonces recordé que bailaba, que había bailado desde muy pequeñita danzas españolas y después danza del vientre en Paraná». Entonces salió a bailar en las plazas, la calle, en pubs, «bailaba y me ofrecía para contar cuentos, porque ya había estado años anteriores contando cuentos en Paraná. Y eso fue lo que me dio el dinero para vivir el día a día».

 

Ivana reconoce que «la comunicación que había estudiado, aprendido y mamado de la universidad en la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná, me daba en ese momento y todos los años posteriores la herramienta principal: la posibilidad de contar«.

En el año 2001 cursó un Doctorado en Comunicación Empresarial e Institucional donde la mayoría eran estudiantes extranjeras «y era muy interesante el debate que se establecía entre España, Argentina, Chile, Ecuador, México, Brasil». Sin embargo, una vez que terminó ese estudio, tuvo claridad de que «no quería hacer discurso político ni comunicación empresarial, como está determinada con los cánones que ya conocemos para poder vender un producto, para poder posicionarnos en un lugar. Tenía claro que iba a asociar la comunicación al arte, al fenómeno artístico, para acercar la comunicación a la sociedad, porque nos cuesta mucho expresar con la palabra y en España mayormente cuesta mucho expresar con el cuerpo».

Hace quince años creó su escuela de danza en Castellón: «Eso es lo que hoy hago, desarrollo la comunicación desde la expresión corporal, desde danzas de oriente y occidente, trabajando bollywood, danza del vientre, danzas africanas, cabarets, danzas folclóricas de aquí, de la terretta, como dicen los valencianos. Y me encuentro en casa, siento que este es mi lugar».

 

Recuerdos

El 9 de junio se cumplieron 20 años de su llegada a España «y me parece dos días, un suspiro y también una vida».

A veces aparece en la memoria Paraná, la Facultad, maestros y maestras importantes: «Tengo y guardo los mejores recuerdos de la Facultad y de mis compañeros, de los trabajos. La materia que más me gustaba era antropología social, me parecía maravillosa. Y después las redacciones, es decir, haber cursado Redacción con una gran maestro que fue también mi mentor, que fue el Guille Alfieri. Haber estado con la dureza y la pureza a la vez de María Elena Lothringer, hizo que mi pensamiento crítico también cambiase o en realidad se activase. Y hoy lo que escribo y lo que cuento se lo debo, de verdad, realmente a ellos«, reconoce.

Dice que tiene «mucha gente linda que recuerda» pero a la vez reconoce «que no es saudade, no tengo nostalgia de esa Argentina que dejé». Por su parte, «España es muy diferente, la gente es muy diferente, pero hay grupos de personas con un nivel de lealtad y de belleza y de interés. Se hacen trabajos, cuando se inicia un proyecto, se termina. Acá siento que hay un trabajo a largo plazo que se puede hacer y eso a nivel profesional da mucha tranquilidad».

Actualmente, además de su actividad permanente en la escuela de danza está dando un taller de escritura en UNED SENIOR, una Universidad a Distancia para Adultos, «y la verdad que es un regalo encontrarme con jubilados de distintas ramas que quieren seguir aprendiendo y leyendo».

 

Producción general: Belén Cacik
En primera persona: Ivana Michlig
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