Silvia Acuña es estudiante avanzada de la Tecnicatura en Gestión Cultural de la FCEDU y sólo le quedan dos materias para egresar de la carrera | Tiene gran trayectoria en el ámbito musical de Santa Fe, principalmente, el chamamecero | Actualmente trabaja en un proyecto del Ministerio de Cultura de la provincia de Santa Fe, donde fue contratada a raíz de su experiencia laboral así como también por su trayecto académico en la gestión cultural.
«Hace más de veinte años que con mi compañero Daniel Franich venimos trabajando en un proyecto musical, él como acordeonista chamamecero, intérprete y compositor, y yo desde la gestión. Con todo ese tiempo transitado en la música y habiendo vivido por más de 10 años en el norte de la provincia de Santa Fe, donde el chamamé es el género musical por excelencia, llegamos a tener un cúmulo de experiencias, conocimientos, trabajos de investigación y muchos proyectos por delante», afirma Silvia.
Realiza hace tiempo un trabajo de documentación sobre el chamamé al nivel nacional junto a Antonio Tarragó Ros. Presentaron el proyecto en el área de Cultura de la provincia de Santa Fe y «la provincia estaba empezando a trabajar en un proyecto parecido –comenta–, por lo que decidieron sumarme». El proyecto se titula «El chamamé en Santa Fe» y consistirá en la confección de un archivo que registre los instrumentistas, músicos, poetas y compositores que aportó la provincia de Santa Fe al género chamamé. El trabajo de investigación periodístico está a cargo de Verónica Solina con entrevistas a Monchito Merlo, Grupo Ivotti, Nélida Zenón y otros. Está bajo la dirección y articulación de Chango Spasiuk. Silvia Acuña es la encargada de gestionar, coordinar y proporcionar el material técnico y humano necesario para la tarea.
Silvia señala que el trabajo de la gestión tiene dos partes: «una es el amor y la pasión por lo que uno hace y la otra son las herramientas que me brindó la carrera». Al amor y la dedicación de tantos años de trabajo cultural se sumó «el saber defender un proyecto con fundamentos teóricos y prácticos, que tenga un sustento sólido, poder llevar adelante una investigación y hacer una lectura de las manifestaciones culturales con los elementos de la formación universitaria: todo eso me lo dio la carrera».
En este sentido, sostiene que «la Tecnicatura en Gestión Cultural es fundamental porque profesionaliza la labor del gestor cultural».
Durante el 2020, «a pesar del aislamiento, la TGC supo tomar todas las decisiones para que en mi caso pueda terminar de cursar la carrera con el mismo nivel que los años anteriores. Espero que pronto tengamos la Licenciatura en Gestión Cultural en la UNER para seguir formándome y sumando al ámbito de la cultura». Ese acompañamiento institucional, según Silvia, estuvo presente a lo largo de toda la carrera; por eso destaca «la amorosidad» que circula en la carrera y entre pares, inclusive en la virtualidad.