Experiencias en Gestión Cultural: Federico Prieto

Publicado el: 4 octubre, 2021 Última actualización: diciembre 19, 2023

Nacido en Concordia en 1986, Federico Prieto es egresado en Gestión Cultural por la FCEDU-UNER, fotógrafo y promotor de Cultura Viva Comunitaria | Actualmente, se desempeña como director de Formación y Diversidad Cultural de la Secretaría de Cultura del Gobierno de Entre Ríos | Compartimos la entrevista que Evangelina Ramallo y Pablo Russo le hicieron en el programa de la FCEDU en Radio UNER 100.3, Jardín de Gente, donde habló sobre Gestión Cultural, inaugurando un nuevo segmento de entrevistas a la comunidad egresada.

Federico Prieto terminó la secundaria en el año 2004 y “en ese momento, si vos tenías un mínimo de oportunidad de empleo, o de estudio, sobre todo en Concordia, Entre Ríos te invitaba a emigrar de la provincia y me fui a Buenos Aires, a la UBA, donde primero estudié Ciencias Económicas, hasta la mitad de la carrera –iba bastante al día pero no me cerraban algunas cosas– y después me pasé a Ciencias Políticas y promediando esa carrera me vine a Paraná por propuestas de trabajo. La quise terminar en la UNER, en la Facultad de Trabajo Social, pero quedó inconcluso”, cuenta.

–¿Cómo llegaste al mundo de la Gestión Cultural, en ese camino?

–Fue en Buenos Aires cuando empecé a estudiar Ciencias Políticas. En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA hubo toda una lucha por el edificio único. En ese momento, en la sede de Ramos Mejía, la Facultad estaba dividida en tres sedes. Hubo una toma durante 40 días donde tuve una participación bastante activa desde el Centro de Estudiantes. Cuando conseguimos este edificio en el barrio de Parque Centenario, en un cuartito de dimensiones pequeñas, de 5 por 3 metros habrá sido, armamos un Centro Cultural del Centro de Estudiantes. A partir de ahí empezamos a darnos cuenta de que había muchas personas que eran alumnos, docentes que también tenían alguna práctica artística y cultural y querían exponer participando de la vida académica o de la vida de la facultad. Ahí empecé a entender cómo a través del arte y a través de de esos procesos culturales se puede generar identidad propia del lugar o arraigo al lugar donde están.

Paralelamente a eso, participaba de un espacio de buenos Aires que se llamaba Asociación de Jóvenes entrerrianos en Buenos Aires, que éramos jóvenes que habíamos ido a Buenos Aires por diferentes situaciones y, entre juntaditas y cenas entre entrerrianos y entrerrianas, empezamos a activar cosas. Empezamos a pensar en que teníamos que hacer cosas por los entrerrianos que vienen a Buenos Aires y que se encuentran un mundo gigantesco, una ciudad inmensa, donde toda la burocracia te vuelve loco. Imaginate ser un ingresante en la UBA, en el ciclo básico común, con toda esa complejidad que tiene y buscar residencia, en qué barrio vivir, qué colectivo tomar, y a partir de eso empezamos a hacer ese acompañamiento. A su vez hacíamos peñas culturales donde tocábamos un poco de folklore, quien sacaba fotos exponía fotos, y nos acercamos a la Casa de Entre Ríos como grupo asociativo de jóvenes. Nos prestaban el lugar para hacer eventos y actividades donde ahí, también, empecé a entender cómo los procesos culturales y artísticos de alguna manera generan esa empatía de arraigo o esa relación de arraigo con el territorio, con Entre Ríos. Entonces, si uno puede ordenar eso, de alguna manera, puede generar políticas culturales que van en pos del bienestar social, transformación social, etc.

–¿Esto lo estabas avizorando?

–Sí, lo estaba avizorando, fui como generando mi primer vínculo con la política cultural, por decirlo de alguna manera, con la gestión cultural. Para mí fue muy interesante todo ese proceso que después lo supe entender y poner en palabras conceptuales cuando empecé a participar de la Tecnicatura en Gestión Cultural de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER.

–¿En la práctica lo estabas haciendo, lo estabas concretando, fue importante ese paso por la FCEDU, para la formación en lo que hoy justamente estas encarando?

–Sí, totalmente. Primero, hoy me toca tener un lugar de responsabilidad en la Secretaría de Cultura en el Gobierno de la provincia de Entre Ríos. Yo ya lo venia haciendo en la Secretaría de Juventud, coordinando un área de cultura, pero siempre pensé a la Facultad como el espacio, no sólo de la academia y el desarrollo del concepto, sino para generar el pensamiento crítico, porque necesitaba conceptualizar, poner en crítica la realidad y la complejidad histórica de pie a lo que estaba haciendo en términos prácticos. Me ayudó a entender muchísimas cosas y a no entender otras todavía, de eso se trata.

–Después de casi una década viviendo en Buenos Aires, te viniste a Paraná, a mediados del 2013. ¿Empezaste primero a trabajar en cuestiones de Gestión?

–Me vine con una propuesta de trabajo, para coordinar programas de empleos nacionales para la provincia de Entre Ríos. Para mí era un desafío, no sólo volver a la provincia y tratar de generar alguna política pública para los jóvenes que necesiten, en este caso, me tocaba trabajar no sólo el empleo desde lado productivo más tradicional sino que quería empezar a poner la cuestión cultural o artística dentro de los programas que nosotros generábamos. Gracias a un par de dispositivos que generamos desde ese lugar, después me convocaron para ser coordinador de cultura de la Secretaría de Juventud.

–¿Qué es la cultura comunitaria? ¿Es un concepto relativamente nuevo, o no?

–Es como la Gestión Cultural, siempre estuvo pero nunca estuvo definida. Cuando entramos a la Tecnicatura una de las cosas que te dicen constantemente es que la Gestión Cultural siempre existió, pero nunca fue conceptualizada, titulada como tal. Uno gestiona la cultura desde el primer momento que toma decisiones de qué consumir, de qué pensar sobre una cuestión, y qué hacer sobre eso. La cultura de vida comunitaria también. Esto es mucho más ancestral porque la cultura viva comunitaria tiene que ver con la vida en comunidad que ya tienen los pueblos originarios de nuestra américa. Ya ejercían un tipo de vida comunitaria al momento de pensar su propio desarrollo o su propio existir. La cultura viva comunitaria viene a ordenar muchas cuestiones que se desarrollan activamente sobre todo en Latinoamérica, que tienen que ver con el medioambiente, con transformar la democracia en un sistema que sea participativo y comunitario, donde todas las voces puedan estar expresadas, que haya un respeto mutuo, que haya un proceso de descolonización de lo que hacemos y que haya una coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos a partir de lo que nos rodea, que tiene que ver con los amigos/as mas cercanas, con la comunidad en general y con la naturaleza y las cosas que no tienen vida.

–Hace tres o cuatro años pasó por Entre Ríos una caravana latinoamericana relacionada al movimiento de cultura viva comunitaria en el cual tuviste un rol importante en toda esa coordinación. En ese paso por el territorio, ¿cómo es la relación desde un lugar de funcionario del Estado con todo ese movimiento que muchas veces desborda los márgenes de la política en la concepción tradicional estatal ?

–Siempre pensé la política cultural, la que sea capaz de generar o garantizar estructuras para quien quiera aportar, hacer, producir, desarrollar, lo pueda hacer y en ese sentido es estratégico y clave que una política pública o desde un lugar del Estado esté abierta para trabajar con la comunidad, porque sino es homogenizar la cultura y también promover la cultura desde un solo lugar y me parece que no va. La cultura es algo plural, algo que está en todos/as y que no le pertenece a alguien que tome las decisiones, sino que tiene que ser desde la diversidad desde los actores que están en el territorio, quienes puedan tomar la decisión. En ese caso, el movimiento de cultura viva comunitaria es un movimiento a nivel latinoamericano que tiene su expresión a nivel nacional y a nivel provincial, y desde la Secretaría de Cultura o desde mi lugar –yo estaba en la Secretaría de la Juventud en ese entonces– siempre fuimos un actor acompañando el proceso, no un actor principal, sino acompañando los procesos y las demandas que existen concretamente desde el territorio y desde los espacios y organizaciones que participaban o que tenían afinidad en este tipo de movimientos.

–¿Cuesta en el Estado instalar estos temas?

–Sí cuesta, pero por una cuestión histórica legal administrativa te diría, por como fueron concebidas distintas áreas del estado, no solamente Cultura. Creo que es una problemática que excede a todos los órdenes, todas las temáticas y todas las carteras, donde los desarrollos o las dinámicas propias de esa temática que pueden ser ambiente, desarrollo social, economía, producción, trabajo, cultura, turismo, etc.,  van modificándose. Las demandas también van modificándose, entonces el Estado debe poder permitirse cambiar al ritmo que la demanda del territorio y las comunidades los solicitan. También tiene que haber una planificación estratégica de parte del Estado de qué hacer, por algo tenemos un lugar de responsabilidad donde tenemos que decidir qué queremos hacer con tal cosa y planificarla. Pero eso debe ir siempre en diálogo y en coherencia con lo que el territorio y la comunidad necesitan. Yo creo que la mayor resistencia no está en la decisión de una persona u otra sino que es en la propia burocracia del Estado en poder cambiar a tiempo con lo que las realidades nos piden.

–Federico, ¿cuál fue la carnada por la cual dijiste voy a estudiar la Tecnicatura en Gestión Cultural en la FCEDU-UNER?

–Primero que era una propuesta, una oferta académica nueva que estaba en la ciudad y que yo la venía haciendo en la práctica. Necesitaba un desafío de encontrarme con lo conceptual, con lo teórico y con el pensamiento crítico de eso que estaba haciendo. Al ser una carrera nueva se va a ir modificando, de manera que va pasando por los nuevos desafíos. La verdad me gustó mucho teorizar y entender la cultura desde un sentido mucho más amplio, por más que ya la entendía no tan reducida al arte –pasa que muchas personas reducen la cultura sólo al arte. Una de las primeras cosas que te enseñan en la materia de Introducción a la Gestión Cultural es que la cultura tiene tres dimensiones: la dimensión simbólica o creativa, que tiene que ver con el arte y todo el proceso creativo de las personas, y todo lo que traés en términos de subjetividad para quien lo consume; la segunda dimensión que tiene que ver con el desarrollo económico: la cultura mueve el producto bruto interno de una manera que nadie lo tiene medido pero que sí es muy sorprendente, es entre el 4% y el 5%, entonces es una posibilidad para el desarrollo; y una tercera instancia que tiene que ver con la cohesión social a partir de los derechos, no sólo que pueda acceder a bienes artísticos y culturales sino también tener garantizada la producción simbólica de eso, desde las comunidades que nos identifican. Hoy hablaba de todas las colectividades, del ambiente, la naturaleza, el río, todo eso nos nutre y poder producir simbólicamente, en nuestra forma de pensamiento, en nuestra forma de crear, en nuestra práctica y que eso esté garantizado en términos de derechos creo que es fundamental. Yo creo que la cultura y la política cultural, la política como ordenadora de todo eso, tiene mucho para poner en juego y para desarrollar a nuestra comunidad entrerriana.

–¿Habrá un post pandemia para la cultura? Si bien la seguimos atravesando, ¿qué es lo que se espera en ese sentido?

–Mi responsabilidad en la Secretaría de Cultura, los desafíos que nos propusimos al principio… primero que la pandemia vino a trastocar todo, nosotros teníamos planificado un año que lo tuvimos que modificar totalmente porque nos abocamos a tratar de acompañar a los trabajadores del arte y la cultura, y garantizar a la vez que haya propuestas artísticas para el público general que estaba encerrado en su casa, entonces que tenga acceso a una producción artística de calidad, que los acompañe en su lugar de confinamiento, nos parecía fundamental. Pero a su vez que no se pierdan las fuentes de empleo del trabajador del arte de la cultura y sobre todo que no se pierdan los espacios culturales. Por suerte no cerró ningún espacio cultural independiente de la provincia de Entre Ríos, solamente cerró uno en Paraná, hace poquito, que fue una cuestión de la suba del alquiler, una especulación inmobiliaria, y con la ayuda extraordinaria de la cultura nuestra, el programa Impulso Escena y muchos programas del Ministerio de Cultura de Nación pudimos solventar y acompañar de alguna manera. Por supuesto, no es lo ideal, pero pudimos acompañar al menos para que se pueda atravesar la pandemia de alguna manera, que nos era tan crítica. Ojalá que a partir de ahora podamos tomar consciencia de lo importantes que son los procesos artísticos y que la cultura y los agentes culturales se empiecen a entender también como trabajadores.

–De la pandemia, te volvemos a la facultad. Hace un año la cursada viene siendo virtual, hace unas semanas se empezaron a abrir algunos espacios administrativos, bibliotecas y otros lugares pero quienes ingresaron a la facultad en 2020 no han tenido la oportunidad de socializar en los pasillos, de conocerse en las escaleras, cruzarse a la plaza, tomarse una cerveza en la esquina. ¿Qué te dejo a vos la cursada de la Tecnicatura, este ocupar un espacio, territorio que también configura la identidad de los ingresantes, también pensando que esto es de una cohorte donde venían mucho a nutrirse de conceptos siendo que ya tenían la práctica incorporada?

–Eso fue fundamental, pero por el intercambio que se da entre compañeros y sobre todo porque no todos veníamos del mismo lugar, ni del mismo recorrido. Yo empecé a cursar cuando tenía 30 años, pero tenía compañeros y compañeras para quienes la carrera era su primer experiencia académica, con 18 años, egresados de secundaria y de distintos lugares, no solamente de Paraná. Había mucha gente de Santa Fe; de otros puntos de la provincia de Entre Ríos que se acercaban a cursar. Todo eso enriquece, enriquece el encuentro, el dialogo, el entender, el ponerse en el lugar del otro, tener empatía y romper prejuicios. Estamos problematizando acerca de la cultura, que es lo que facultad intenta mostrarnos todo el tiempo, la FCEDU y la UNER en general tiene mucho del encuentro de realidades distintas, eso de alguna manera, sí o sí, nos tiene que enriquecer. La Tecnicatura en Gestión Cultural no fue ajena a eso, y sobre todo con docentes que acompañan ese proceso, que generan instancias de encuentro, no sólo de trabajo en el aula, a partir de los trabajos prácticos grupales uno tiene que dialogar y consensuar con el otro a partir de historias diferentes, de forma de pensar distintas.

Ahora, no sé cómo habrá pasado el estudiante que no se puede encontrar más que a través de la computadora. Me ha pasado en términos de experiencia personal, de trabajo y demás, que querés generar una reunión porque tenés que desarrollar un tema con alguien que no conocés y es muy difícil entender desde dónde está hablando y cómo está hablando, si es a través de alguna computadora o a través de la llamada telefónica. Poder verte, poder estar en el momento es importante… me acuerdo que en aquel entonces, entre materia y materia, teníamos media hora libre donde nos íbamos a la plaza Alvear a tomar mate, a tomar sol. Se generaba una cuestión empática muy linda, interesante con las otras cohortes, con las otras carreras, eso está bueno y espero que se pueda recuperar. Yo me egresé en la virtualidad, la última materia que di fue en pandemia y a través de una videollamada. Estaba solo, al lado mío no había nadie que me diga te felicito y te doy un abrazo.

Para terminar, Federico contó que también hace radio. “Tenemos un programa de radio, El tiempo esta después, que sale en radio comunitaria Barriletes y en otras radios de la provincia. Se emite en vivo los miércoles de 8 a 10 de la noche. Una de las grandes enseñanzas que tengo del paso por la TGC es entender que la política cultural no solamente se hace desde el sector público sino también se puede hacer desde sector independiente, desde el sector comunitario, desde el sector privado. Lo que esa política cultural da es importante y es ahí hacia donde apunta, pensar y ser conscientes de que la política cultural puede ser diversa y puede venir desde diferentes lugares y nunca debe dejar de hacerse, tampoco esperar que el Estado haga por uno”.

 

Experiencias en Gestión Cultural: Federico Prieto
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