Fortaleciendo vínculos y tejiendo identidades: la FCEDU en el Programa Cobijar

Publicado el: 22 diciembre, 2015 Última actualización: diciembre 21, 2023

En 2015 la FCEDU trabajó junto al Programa “Cobijar con Manos Entrerrianas” en el marco del convenio establecido con el Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos | Rocío Fernández Doval y Martín Dalotto, estudiantes avanzados de la carrera de Comunicación Social, compartieron su experiencia en el desarrollo de la marca e identidad visual de cooperativas textiles entrerrianas.

 

En el marco del convenio establecido entre la Facultad de Ciencias de la Educación y el Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos, Rocío Fernández Doval y Martín Dalotto, estudiantes avanzados de la carrera de Comunicación Social, participaron en el desarrollo y creación de la marca e identidad visual de cinco cooperativas textiles ubicadas en diversos puntos de la provincia.

Luego de un trabajo sostenido, el 19 de noviembre se celebró el II Encuentro Provincial de cooperativistas y talleristas del Programa “Cobijar con Manos Entrerrianas“, en la sede de la Cooperativa de Vivienda, Consumo, Servicios Sociales y Crédito (Vicoer). El encuentro tuvo como objetivo socializar e intercambiar las experiencias del año y mostrar el desarrollo de las marcas, así como los primeros prototipos de su línea. 

Rocío y Martín participaron del lanzamiento de cinco nuevas marcas de ropa hecha en Entre Ríos, con trabajo digno para un comercio justo: Irembei, de ropa para niños (Cooperativa Orillando Sueños de Ibicuy); Clementina, de blanquería, mantelería y decoración para el hogar (Taller Textil Villa del Rosario); Aromillo, de uniformes y prendas escolares (Cooperativa Desatanudos de Feliciano); Piedralunar (Cooperativa Hilvanando Sueños de Diamante) y Alfarero, de uniformes profesionales y ropa de trabajo (Cooperativa Confecciones Eigenfeld de Aldea Eigenfeld).

El Área de Comunicación institucional (ACI) de la FCEDU-UNER tuvo la oportunidad de dialogar con los protagonistas quienes compartieron su experiencia de trabajo y aprendizaje. Rocío Fernández Doval, tesista de la Lic. en Comunicación Social, expresó las motivaciones que la llevaron anotarse en la convocatoria: “me interesaba la vinculación de la Universidad con el Ministerio de Desarrollo y la inserción que éste tenía en el territorio, en las políticas de economía social, una línea de trabajo que llevó al sostenimiento y a la conformación de las cooperativas con las que estuvimos trabajando. Fue una experiencia de aprendizaje concreto”. Por su parte, Martín Dalotto quien está terminando el cursado de materias y abocado al proyecto de práctica curricular, comentó: “en 2014 tuve la experiencia de trabajo con actores públicos a través del Taller de Especialización II: Gráfica cuando nos habíamos abocado a la confección de manuales sobre prevención de trata de personas en conjunto con el Foro Santa Fe Contra la Trata. La convocatoria de Cobijar me pareció una buena oportunidad para seguir profundizando este tipo de vinculación y las diferentes aplicaciones gráficas, que es lo que más me gusta”.

Las cooperativas trabajan desde hace aproximadamente cuatro años, en principio, produciendo y proveyendo al Estado provincial las frazadas entregadas por el Ministerio de Desarrollo Social desde el Programa Cobijar. En 2015, los talleres ubicados en Aldea Eigenfeld, Villa del Rosario, Ibicuy, Feliciano y Diamante se dedicaron al desarrollo de una línea de producción autónoma, establecida en cada
grupo de acuerdo a las necesidades y demandas de su respectiva zona de influencia. En este marco, los becarios de la Facultad tuvieron un rol clave en el proceso de creación de la identidad e imagen visual de cada cooperativa. “Desde un primer momento nos dijeron que el trabajo iba a ser colectivo, no se llamó a la facultad para terciarizar el trabajo, sino para embarcarnos junto a las cooperativas en la búsqueda de la identidad del grupo”, expresó Rocío.

 

Creación de identidades visuales

El desarrollo de la marca consistió en la identificación de las características particulares de cada grupo: su historia, rasgos del paisaje, el entorno cultural y social, el impulso y la inspiración de los proyectos. Para ello fue necesario visitar los talleres, encontrarse, charlar, estar en contacto. En este sentido Dalotto manifestó: “al principio el trabajo se basó en recorrer los distintos grupos, conocer su historia, su vida, el entorno social. La mayoría de las cooperativas están integradas por mujeres; en los encuentros todo estaba sometido a discusión, se dialogaba y replanteábamos las ideas. Luego tuvimos que dar cuenta de los distintos elementos que las representaran, ya sea porque los mismos integrantes lo manifestaban o estaban implícitos. Si bien venían trabajando como grupo, muchas cooperativas no tenían presente el tema de su identidad. A su vez, no era lo mismo pensar la cooperativa que pensar una marca comercial, por eso fue un proceso conjunto”.

“Los grupos tuvieron que preguntarse quiénes somos, qué nos representa, qué nos identifica, interrogantes que no se habían generado hasta ese momento”, agregó Fernández Doval y continuó diciendo: “lo interesante es que a través de los viajes por la provincia pudimos ir encontrando características propias en cada lugar y cómo su contexto es atravesado por los diferentes paisajes y su cultura, ya sea que estés en el medio del campo o rodeado de ríos. Todo eso se vincula y hace al ser de cada grupo”.

Con los elementos representativos definidos, se avanzó en la sugerencia de nombres y en el diseño de propuestas gráficas y conceptuales de las marcas, que fueron revisadas grupalmente hasta llegar a su versión final. Cada sistema gráfico fue materializado en los siguientes soportes: tarjetas, etiquetas de tela, etiquetas de papel, banners, folletos y una fanpage de Facebook. Además, se entregó un manual de uso de la identidad visual, con el objetivo de que pueda seguir aplicándose por las cooperativas según sus necesidades. “Podemos rescatar dos logros obtenidos con las cooperativas: en primer lugar, los logos cuentan parte de su historia. Tal vez no tienen un desarrollo gráfico tan contundente, pero sí tienen mucho significado simbólico. En segundo lugar, la apropiación por parte de los cooperativistas de su marca, que se vio reflejado el día del encuentro provincial del Programa”, señaló Dalotto.

 

Experiencias en primera persona

Ambos becarios compartieron una reflexión personal acerca de las experiencias vividas, los vínculos creados y el compromiso generado. “Honestamente, comencé la beca un poco indiferente, pensé que se trataba de un trabajo y nada más. Nunca creí que iba a terminar involucrándome sentimentalmente de la manera que lo hice. No sé si son personas que volveremos a ver, pero recuerdo la calidez con la que nos recibían. En el último encuentro me emocionó ver la fuerza del trabajo, la potencia que tienen todas las mujeres cooperativistas para salir adelante y cómo se sobreponen a las adversidades y realidades que les toca vivir”, relató Martin Dalotto. 

Por su parte, Fernández Doval manifestó: “es interesante ver cómo se puede lograr una manera de trabajo colectiva en la que se comparte más que el conocimiento. Los grupos funcionan como sostén, son espacios de cambio y crecimiento en todo sentido. En mi caso también me involucré mucho y me dí cuenta que en la facultad muchas veces leemos libros que después no se ven plasmados en la calle; fue fuerte ver que desde una política de estado se trabaja de manera humana concreta. Sentía el compromiso con lo que estábamos haciendo. Además, experimenté un cambio de conciencia acerca de la confección de la ropa que usamos, pensar qué estoy comprando, qué trabajo hay detrás de eso y poder militar para el surgimiento de más proyectos similares. Fue una experiencia de crecimiento humano muy positiva para nuestra formación como profesionales comprometidos, que no tiene sentido si no se involucra con la sociedad”.

El trabajo de un Ministerio

Además, el ACI dialogó con las integrantes del Equipo Técnico de la Subsecretaría de Organizaciones Libres del Pueblo y Poder Popular, Catalina Johnston (Diseñadora textil), Maria Victoria Bautista (Lic. en Ciencia Política) y la Subsecretaria Alejandra Alanis.

Con respecto a la labor de los becarios en el programa Maria Victoria Bautista expresó: “resulta fundamental destacar las ganas con las que se sumaron al trabajo propuesto y, sobre todo, el haber podido comprender e internalizar la impronta particular con la que planteamos cada una de nuestras actividades. Afortunadamente, no tuvimos que realizar grandes esfuerzos para evitar caer en lugares como el ejercicio de relaciones de poder basadas en el manejo de conocimientos. Por el contrario, los estudiantes pudieron realizar trabajos altamente profesionales sin necesidad de poner barreras simbólicas en el vínculo con los talleristas. Lo que hoy se ve plasmado en un isologotipo, es producto de un proceso profundo de búsqueda de elementos identitarios, a los cuales sólo se llega y se construye a partir de la confianza y la apertura de los diferentes actores involucrados en esa búsqueda”.

En relación a los vínculos entre Universidad y sociedad, Bautista aportó: “creemos que la diferencia se marca a partir de prestar atención a las otras dimensiones que hacen al trabajo y, sobre todo, al trabajo-con-otros, ponderando las formas democráticas y horizontales, la creatividad, la independencia y la autonomía. Lo cierto es que no estamos acostumbrados a trabajar de manera independiente, sin que alguien nos esté marcando constantemente qué tenemos que hacer y cómo tenemos que hacerlo. Tampoco estamos habituados a construir de manera conjunta, desde una lógica cooperativa y no competitiva, porque estamos expuestos a mecanismos de evaluación y competición de manera constante, lo que nos lleva a ver a quien tenemos al lado como un rival antes que como un aliado. La Universidad no está exenta de regirse con estos códigos. Por ello creemos que es de suma necesidad que existan espacios para problematizar las perspectivas y las improntas con las que los profesionales encaran sus tareas”.

Finalmente, la Lic. en Ciencias Políticas afirmó: “nuestra experiencia nos permitió ver que el establecimiento de relaciones horizontales con los integrantes de los talleres y cooperativas, el encuentro no sólo de técnicos y beneficiarios, sino el encuentro entre personas, tiene efectos altamente positivos en los procesos y los productos. Si cada parte involucrada logra valorar la presencia de otro como positivo, como riqueza y como potencialidad todo toma otro ritmo. Cuando las personas se sienten a gusto con quienes comparten su ambiente cotidiano, cuando establecen relaciones entre pares y cuando se sienten lo suficientemente seguras como para confiar en su capacidad creativa, los procesos se fortalecen y, en este caso, las cooperativas se llenan de contenido más allá de su formalidad”.

La voz de la cooperativa

“Fue una experiencia inolvidable para nosotras ya que nos mostraron cómo es el proceso para llegar a ser productores de venta. Nos demostraron que todo se debe hacer con paciencia y dedicación. Con respecto a los becarios, podemos destacar la calidez y humildad que presentaron al trabajar con personas como nosotras. Tuvieron delicadeza al aconsejarnos y nos brindaron la ayuda necesaria. Una manera de construir vínculos con la sociedad, es dar a conocer estos tipos de trabajo, con gente humilde, para incentivar y llegar a la gente ya que los medios no difunden estas cosas”, expresaron desde Irembei, de la Cooperativa Orillando Sueños de Ibicuy.

 

 

 

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