Este jueves 25 de marzo se realizó un acto homenaje en memoria de Mabel Fontana, Ana María Carolina Araujo, Alicia Ramírez y Elsa Díaz, quienes fueron estudiantes y graduadas de la FCEDU, detenidas desaparecidas y asesinadas en la última dictadura. En el marco de la campaña nacional «Plantamos Memoria», se hizo entrega de cuatro árboles cedidos por el Vivero Municipal de Paraná que serán plantados en el patio de la Facultad, cuando se terminen las obras de refacción del edificio de Alameda 115. El acto se llevó a cabo junto a la baldosa por la memoria, colocada en 2018. Acompañaron familiares y comunidad académica, además de las autoridades. Lidia Ramírez, hermana de Alicia, participó del homenaje con la entrega de cuatro rosas blancas.
«Nos convoca una hermosa idea que surgió este año para poder reafirmar nuestro comprometido Nunca Más. La Facultad no quiso estar afuera de esta convocatoria, sobre todo, porque hay un recuerdo muy especial de cuatro integrantes de nuestra comunidad académica que fueron desaparecidas por la dictadura», destacó la decana, Gabriela Bergomás. Asimismo, agradeció la presencia de familiares e hizo hincapié en que, más allá del acto simbólico, «la importancia es que estarán plantadas y arraigadas siempre a la comunidad de nuestra Facultad».
La docente y coordinadora de Asuntos Estudiantiles, Gabriela Álvarez, referente de los estudios de memoria en nuestra casa de estudios, remarcó la raíz de cultivo en la palabra cultura y el sentido «de práctica, de cultivar, cultivarse, sembrar, plantar, que tiene que ver con nosotros, con lo que hace esta institución desde la Comunicación, la Educación y la Cultura». Además, expresó «la necesidad de pensar el desarrollo urbano y las condiciones de vida de todas las especies enlazada con la vida de los árboles» y, en ese sentido, destacó –en relación a los acontecimientos de represión sucedidos este lunes en torno a la obra de ensanche y tala de árboles en calle Racedo–: «Repudiamos la violencia y el conflicto que eso ha traído».
Para cerrar, señaló: «Es importante sentirnos comprometidos con el ciclo de la vida que traen los árboles. Sabemos que un tronco pequeño tiene la memoria de los ciclos de la vida, la semilla sabe. Sabe que en el otoño llega la poda, que en el invierno hay que cuidar las raíces, protegerse; y sabe de la primavera, del verano, de los frutos. A ese ciclo también podemos pensarlo como espiral, que no siempre es igual. Esta institución ha tenido que aprender a ver las podas, a reconocer el invierno, lo que fue el paso del terrorismo de Estado, cuando se echaron docentes, cuando se intervino la facultad. Reconocer la historia es importante. Recordar el paso de compañeras que fueron detenidas desaparecidas, que fueron asesinadas. Ellas nos recuerdan que la dictadura, la represión y la violencia no solamente están en los crímenes de lesa humanidad sino también en las consecuencias de esos crímenes«.