Un día entré a la Universidad

Publicado el: 13 marzo, 2020 Última actualización: septiembre 2, 2024

La FCEDU recibió este año a más de 500 ingresantes. Desde hace varias generaciones, para inscribirse a las carreras, cada quien camina siempre los mismos pasos: entra al edificio de Alameda de la Federación 106, pasa la primera puerta, toca el timbre de Alumnado y alguien abre la puerta.

Para muchos y muchas, Rita Andrián –jefa del Departamento Alumnos– ha sido la primera cara conocida de un lugar que con el correr del tiempo, por horas habitadas y por afectos, se volverá una segunda casa.

«Abrís la puerta y los ves con esas caritas llenas de ilusiones, sobre todo a los que recién terminan la secundaria y vienen con un proyecto, un sueño y preguntas», dice Rita, que siempre trata de recibir a los y las ingresantes con una sonrisa, con la voz de la paciencia, «que se sientan en confianza, que sientan que han llegado al lugar donde van poder transitar un camino para concretar el proyecto de ser profesionales, si así lo desean».

 

Con las personas más grandes, «que vienen y te dicen: yo ya soy grande para estudiar pero es mi sueño«, Rita también despliega sus dotes de contención: «Tratar de hacerles entender que nunca es tarde para empezar, que lo hagan, que lo disfruten, que lo transiten, vivan, porque cada materia les abre un mundo nuevo».

Hay una situación que se repite todos los años: «Hay chicos que vienen acompañados por su familia. A mí me encanta porque vos le preguntás al que se está inscribiendo y tenés la respuesta de toda la familia –se ríe Rita–. En muchas oportunidades es el primero de la familia que entra a una Universidad entonces, obviamente, vienen con muchos miedos, quieren conocer adónde van a estar sus hijos. Es hermoso verlo: no es sólo el que viene a estudiar sino que es la familia la que está apostando a ellos».

Santiago Ridissi es de Gualeguay y eligió la Carrera de Ciencias de la Educación, «aún no sé si el Profesorado o la Licenciatura», anticipa. Eligió la carrera porque «básicamente, me gusta todo lo que es la sociedad. Evalué el plan de clases y eran materias afines a lo que yo tenía pensado y a lo que venía dando en la secundaria y además, me gusta la educación en sí y me parece interesante analizarla y tratar de mejorarla un poco desde mi lugar».

Dice que tuvo un poco de miedo al principio porque «es como que sos lanzado a la vida del todo». Pero «desde la Facultad, los profesores y los tutores siempre te hacen sentir seguros y que no estás solo, también te encontrás con otros chicos que están en la misma situación, ya sea que son recién salidos de la secundaria, como yo, o más grandes», dice Santiago.

«El curso de ambientación me está sirviendo para realmente darme cuenta de qué es lo que estoy haciendo». Además, «pensé que iba a ser un numero más –reconoce– y no fue así. La Universidad me mostró que se ocupa por lo que pasa a cada uno, por la realidad de cada uno. Y está bueno eso».

 

El entusiasmo por recibir al grupo de ingresantes cada año también se despierta en el personal de servicios. Seguramente la cocina de 389 ha sido el lugar de muchas consultas y charlas tímidas de recién llegados. Mariana Vivas es parte del personal y describe ese encuentro inicial como uno de los momentos más felices de su trabajo. Ése y ver que llegan a recibirse. «El primer día están re tímidos, nadie se habla y ya el tercer o cuarto día no podes hablar del bullicio que hacen, arman grupos de trabajo y se empiezan a conocer más, hasta hacer amistades», cuenta.

Mariana entiende que su tarea va más allá de las obligaciones cotidianas como personal de servicios, se trata también de compartir un espacio, acoger a quienes llegan y acompañar el trayecto por la vida universitaria: «recibirlos, contenerlos, acompañarlos en lo diario, porque se pasan la mitad del día acá en la facultad, que es como su segunda casa, tomando mate, compartiendo algún almuerzo o lo que tengamos en el momento».

Virginia Figueroa viene de Federal a estudiar Comunicación Social. Eligió la carrera «porque tiene un amplio campo laboral, hay muchas cosas de las que luego podés trabajar o en las cuales me desempeñaría bastante bien y me gusta que no sea algo monótono», subraya. Eso quiere decir que no «te recibís y vas a hacer toda tu vida una tarea específica, sino que podes ir variando».

Dice que el curso de ambientación le pareció «muy ameno, muy humano con les estudiantes». Ella pasó por otra carrera y por otros cursos de ingreso y fue distinto: «Está muy bueno cómo les profesores se plantean delante de les alumnes, porque lo hacen desde una posición de entender que por hay muchas personas que recién terminan la secundaria y les cuesta el cambio, algunos vienen del interior y yo lo entiendo porque también lo pase en su momento».

A Virginia le cambio su percepción en cuanto a la Universidad: «En muchos lugares sos un número y acá no, que tengan ese trato humano con les estudiantes está bueno».

Rita dice que todos los años, cuando les da la bienvenida, le gusta recordarles que de ahora en más empiezan «a transitar su futuro». Y que «tienen que disfrutarlo, ya no como la secundaria donde hay que sacar tantas materias por año: acá cada materia es un mundo nuevo». Y les desea, precisamente, eso: «Que disfruten de los conocimientos de cada materia».

En esas primeras materias que comprende el curso de ambientación, el grupo de ingresantes toma contacto con docentes que luego verán en otras cátedras de la carrera. Uno de ellos es Franco Giorda, profesor de Ciencias Sociales y Humanas, que describe los primeros encuentros como una «aclimatación a las cuestiones que se abordarán después en el cursado regular», y también el momento en el que «se empiezan a conformar los hábitos de estudio necesarios para el desempeño en la universidad».

Para Franco «el desafío es lograr presentar esas cuestiones vinculadas al saber critico, que es el propio de la universidad, a estudiantes que traen diferentes recorridos y niveles de formación de la educación media», de modo que el curso es una «manera de poner en conversación y en debate los temas que luego se irán viendo a lo largo de la cursada» y de «ingresar en la vida universitaria y sus discusiones».

Después del curso de ingreso cada estudiante comenzará a orbitar en los temas y preocupaciones de la carrera, pero también -como anhela Franco desde su lugar docente-, el desarrollo de un espíritu crítico, la consciencia del carácter público de la universidad y del derecho a estudiar.

La vida universitaria también irá mostrando lugares inesperados, revelando recorridos que no imaginaban, y allí descubriendo lo que quieran, sientan y sea lo suyo.

 

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